31 mar 2018

Travesía en el Amazonas: Parte 2

A orillas del Río Amazonas no hay buses escolares, pero sí estos curiosos botes escolares "estacionados" uno al lado del otro

Mientras escribo estas líneas, estoy sentado en la comodidad de la casa de mis padres, en Santiago de Chile, sí, acabamos de regresar a Chile. Mi departamento en el centro de la capital aun lo tengo arrendado, y no pretendo recuperarlo todavía.

Acabamos de llegar del gran evento en MotoCamp Pucón de Horizons Unlimited, the First HU Travellers Meeting, una experiencia maravillosa donde compartimos la historia de nuestro viaje, escuchamos a otros grandes viajeros, nos reencontramos con viejos amigos y tuvimos la oportunidad de forjar nuesvas amistades. 

Ahora en Santiago, tenemos mucho que hacer y organizar, pero las aventuras en este blog no terminan, iremos actualizando la página web y el Facebook lo más frecuente posible, también les iremos contando de nuestros próximos proyectos, la Expedición en Moto no termina aquí, pues el Viaje Continúa…

Los recientes acontecimientos ocurridos en la selva de Bolivia y Brasil han pasado muy rápido, no hemos tenido mucho tiempo de procesar todo lo ocurrido, y seguimos en movimiento navegando el Río más largo y caudaloso del mundo, el Amazonas.

Hay pocas opciones para salir de Manaos, una de ellas es ir hacia Boa Vista y luego elegir entre Venezuela o Guayana. Más que por inseguridad política, decidimos no ir a Venezuela por tiempo y dinero, se nos están acabando ambas cosas. Para ir a Guyana hay que cruzar más de 500 km de barro (ya comenzó la época de lluvias) y no queremos volver por donde llegamos, así que sólo queda una opción, ir hacia el Este, donde desemboca el Río Amazonas, pasando por Santarém y Belem. La única forma de llegar a esos lugares, es navegando el río, o a través de la carretera fantasma, la mítica Transamazónica, muy difícil en época lluviosa, por lo que decidimos no realizarla en esta oportunidad.

Encuentro de las aguas, el Río Negro se junta pero no se mezcla con las aguas del Río Amazonas

Debido a que se aproxima navidad y año nuevo fue muy difícil negociar el barco que nos llevaría de Manaos a Belem. Salió mucho más caro de lo que pensábamos, pero no podíamos esperar hasta año nuevo en Manaos, así que continuamos hacia Belem.

Normalmente el barco cuesta 150 a 200 reais por persona y por moto, pero los "representantes" de los navíos en el puerto nos querían cobrar 500 reais solo la moto, UNA moto. Luego de conversar y tratar de negociar con varias personas en un paupérrimo portuñol, logré hablar directamente con el capitán. El precio quedó en 300 reais cada pasaje y 300 cada moto. Mucho más caro de lo presupuestado.

Nuestro abordaje fue un poco estrambótico, les recomiendo leer la entrada anterior para los detalles. Una vez en el barco, nos dispusimos a ordenar nuestro equipaje, estacionar y estibar las motos y ver dónde pondríamos las hamacas. Este barco es mucho más grande que el anterior y va repleto de gente, lo que hace que sea un poco más peligroso dejar las cosas a la vista. Apilamos todo cerca de las motos y el bolso de expedición lo pusimos debajo de nuestras hamacas para mayor seguridad.


La vida en el barco

En el barco conocimos a un chileno que viene viajando con un ecuatoriano en bicicleta, Alex y Diego, ellos hicieron la travesía que queríamos intentar nosotros desde el Coca en Ecuador, hacia Perú, luego Leticia y finalmente Manaos, tienen la ventaja que no deben pagar por las bicicletas.

También conocimos a una pareja de argentinos que vienen desde México en bicicleta y acaban de cruzar todo Venezuela. Axel y Julieta nos cuentan de la actual y difícil situación que enfrenta el país, aunque no vieron escenas de delincuencia, la escasez de alimentos y de dinero circulante hizo muy difícil la travesía.

Y también conocimos a uno de los personajes más interesantes del viaje, con quien hicimos una gran amistad y hasta el día de hoy seguimos en contacto, él es Tacio Ulises Sampaio. Ya está jubilado y es motociclista desde su juventud. Ahora se dedica a viajar en moto por el mundo, en este momento tiene una flamante Africa Twin CRF 1000, ha recorrido más de 30 países en las Américas, Europa, Rusia y Asia. Este año iba a ir a África, pero decidió aplazar el viaje para el próximo año debido a la inestabilidad política de algunos países que quiere visitar.

Él es un Fazedor de Chuva, un gremio muy interesante acá en Brasil que incentiva el mototurismo a través de la instauración de diversos desafíos, donde el más importante es conectar Ushuaia en Argentina (el extremo más austral de las américas) con Prudhoe Bay en Alaska (el punto más septentrional de las américas) quien logra eso gana el título de Fazedor de Chuva (Hacedor de lluvia) emulando el antiguo título que se otorgaba en África a quien era capaz de realizar lo imposible.

Al igual que nosotros él intentó entrar a Venezuela por Colombia para ir a Brasil, pero no lo consiguió y regresó hasta Perú donde embarcó hacia Iquitos, luego a Leticia en la frontera colombiana, después a Manaos en Brasil y finalmente a Belem, que es el barco en el que estamos actualmente.

Conversando con Tacio en la cubierta

Una nueva amiga de Fortaleza junto a Alex, Diego, Axel y Tacio.

Esta es una de las mejores experiencias que hemos vivido en el viaje. Era una de nuestras metas y sueños, poder navegar el Río Amazonas. Ha sido muy interesante todo lo que hemos experimentado, aun cuando las condiciones de este barco son más precarias que las del anterior, es más viejo y sucio y tampoco están incluidas las comidas, aunque pensábamos que sí, por el costo del pasaje y porque en el otro barco sí nos dieron de todo. Todo esto le agrega un condimento muy interesante a esta aventura. 

Sin embargo, saber que las comidas no están incluidas, nos golpeó bastante, pues como embarcamos muy apresurados no preguntamos y tampoco nos dio tiempo de comprar nada. Afortunadamente, con Susan, siempre llevamos un poco de comida en las maletas de las motos por si necesitamos hacer una parada urgente o si quedamos varados en la carretera sin poder comprar nada, hasta ahora nunca nos ha ocurrido, pero llevar esas raciones de emergencia nos han salvado varias veces. Sin embargo, sabíamos que esa comida era insuficiente para los 4 días de navegación que teníamos por delante.

Tacio, Alex y Diego tampoco trajeron comida, pues en todos los barcos anteriores las comidas estaban incluidas. Ahora estaban igual que nosotros, sin comida y poco dinero, a excepción de Tacio, que él viaja con mayor presupuesto.

Para el almuerzo de ese día teníamos yogur, cereales y fruta, que iba a ser nuestro desayuno, pero con todo el ajetreo de esa mañana, lo comimos en el barco. La cena la salvó Tacio, en Manaos había comprado pan y queso que era para el desayuno del siguiente día y lo compartió con nosotros. Ya veríamos como resolveríamos el resto de las comidas. A bordo del barco venden algunas cosas para comer, también desayuno, almuerzo y cena, por la módica suma de 15 reais cada comida y 8 reais el desayuno, un robo absoluto.

El despertar fue muy temprano, la gente en los barcos siempre comienza la vida varias horas antes del amanecer, a eso de las 5 am. Nosotros nos obligamos a dormir un poco más, pero a las 7 ya estábamos levantados.

Susan preparó para el desayuno yogur con naranja y galletas, mientras lo hacía descubrió una pequeña cocina habilitada en el primer piso del barco para el uso de los pasajeros, la cual estaba destinada a calentar agua y las comidas ya preparadas. Aprovechando que estaba desocupada comenzó a preparar arroz, medio escondida para que la tripulación no nos descubriera cocinando. Ese fue el almuerzo de los cinco viajeros a bordo, un arroz clandestino acompañado de ensalada de repollo y tomate.

No hemos tenido la necesidad de hablar con mucha gente en portugués porque Tacio habla español, Alex y Diego obviamente también, conocimos unos cubanos y posteriormente a los argentinos Axel y su novia Julieta. Entonces nuestro avance en el idioma ha hecho muy lento, pero tratamos de comunicarnos con la gente para compartir.

Sin embargo ha sido difícil mantener conversaciones en portugués, son muchos acentos diferentes ya que hay gente viajando desde todas las regiones de Brasil, por lo que se hace aún más difícil la comunicación. Cuando ya te habitúas al acento de una persona y piensas que les vas a entender a todos, viene otro a saludar y no entiendes nada. Tardas unos minutos en acostumbrar el oído al acento tan cambiante.

La cena fue un banquete, el barco hizo una parada más larga en Santarem, lo que nos daba tiempo de ir a comprar algo para comer, yo me quede cuidando las motos y el equipaje en el barco mientras que Susan, Diego y Tacio fueron a comprar para salvar los otros dos días, tarea que no fue fácil, ya que por ser domingo casi todo el comercio estaba cerrado. Mientras esperaba, la tripulación me hizo cambiar todas las cosas, a mí y a otras personas para poder meter más autos, todo en medio de una desorganización tremenda.

En eso subió la pareja de argentinos que viajan en bici, hicimos muy buena onda con ellos. Susan, Diego y Tacio regresaron de las compras con varias provisiones y adicionalmente Tacio nos compró pizza para compartir con todos. Justo esa noche un chico de la tripulación le había regalado una porción gigantesca de cena a Susan. Esa noche comimos muy bien.

A la mañana siguiente compartimos el desayuno con los argentinos, ahora con las nuevas provisiones las comidas no resultaron un problema, repetimos la fórmula de cocinar arroz en secreto y lo acompañamos con atún.

Nos habían recomendado pasar a Santarem, y estaba en nuestros planes, pero si ya nos costó caro el pasaje en esta fecha, intentar embarcar la próxima semana desde Santarem sería aún más caro. Quedará para la próxima expedición como muchos otros lugares.

Contemplando la anchura del río amazonas

Hay quienes dicen que el Río Nilo es más grande que el Amazonas, pero el río egipcio tiene 6.800 km y el Amazonas casi 7 mil. Sí estamos seguros de lo ancho que es el río, porque el tercer día parecía que íbamos en el mar o en un lago inmenso como el Titi Caca porque se veía agua hacia cualquier lado al que miraras.


Cortinas de lluvia, momento en que todos arrancábamos de cubierta para buscar refugio


La lluvia ha sido muy fuerte, el cuarto día se sentía muy parecido a ir navegando el mar, con olas muy muy altas, la ligera embarcación se movía completamente y algunas personas no soportaron el movimiento, iban muy mareadas y terminaron vomitando en el baño.


Pequeñas forestales



En cada parada, se acercan los mercaderes a ofrecer sus productos

Durante la travesía el barco para muchas veces en distintos pueblos de colonizadores del río Amazonas, pueblos que se sustentan en la pesca, la búsqueda de oro y la tala de árboles, son pueblos pequeños, aislados, cuya única conexión con el resto del país es aquel inmenso río. Los barcos dejan encomiendas y se llevan otras para los pueblos siguientes, la gente ofrece sus productos a los pasajeros. Los turistas y viajeros nos dedicamos a fotografiar las curiosidades que nos ofrecen estos poblados.


Una de las tantas iglesias que se pueden observar en los pequeños poblados

Estación de gasolina, a orillas del río

Bote de la policía


Parte de lo que se ve y se vive cuando nos acercamos a un poblado en medio de la nada, pero a orillas del río, fuente de vida y de comercio

Una mañana desperté con la selva muy cerquita del barco, estábamos pasando por uno de los angostos brazos del río amazonas, tan angosto que el pequeño barco apenas cabía. Ahí baja mucho la velocidad porque hay varias comunidades indígenas, la tripulación les arroja bolsas con comidas y golosinas a los niños, algunas personas del barco los imitan y les arrojan cosas, entonces los niños se acercan en sus pequeños botes remando una vez que el barco pasó. Es una escena un tanto conmovedora, la pobreza absoluta y la expresión de tristeza en los rostros de los niños es impactante.




Muchos niños acercándose a la embarcación para descubrir qué es lo que la tripulación y a gente les lanzarán a las turbias aguas

Uno de los cubanos que conocimos no pudo contener las lágrimas. Dice que en Cuba se pueden ver aún muchas cosas malas, injusticias, pero jamás ese nivel de pobreza, ni un niño mendigando comida. Nos decía que eso le ha impactado mucho en Brasil (y si va a otros países también le pasará), ver la pobreza y la miseria en la que vive la gente, sobre todo niños, le dio mucha pena.  “Eso en Cuba nunca lo vas a ver, sí tenemos muchos problemas, pero el hambre y niños mendigos no es uno de ellos…”. Y precisamente este cubano, es contrario al gobierno de Fidel Castro.

Tacio vive en Recife, son 2.000 km desde Belem, nos dice que nos estará esperando en su casa, pero que no vayamos con él ahora porque él quiere estar para navidad allá, por lo tanto, va a hacer 500 km diarios para llegar el 24. Aunque nosotros vamos más rápido de lo habitual, en este lado hay muchos lugares que visitar.

Desembarcamos en Belem, una ciudad enorme, y una de las más viejas del continente. Allí nos despedimos afectuosamente de los argentinos, el chileno y el ecuatoriano que van en bicicleta. Junto a Tacio nos fuimos a la casa de uno de sus amigos en Belem, José de Alencar, quien nos recibió cordialmente. 

La única foto donde aparecemos todos juntos, Ariel, Tacio, Axel, Alex, Diego, Susan y Julieta

Pronto será navidad y año nuevo, sabemos que en estas fechas todos los precios se disparan, debido a eso, estamos buscando un lugar agradable, donde no haya mucha gente y que los precios no suban tanto, quizás algún parque nacional donde acampar unos días. 


Los invito a descubrir donde pasamos las fiestas de fin de año en la próxima bitácora, muy distinto de lo que buscábamos, muy diferente de lo que pensamos seria en Brasil, pero sin dudas memorable. 

Muchas gracias a todos nuestros amigos que nos siguen en este viaje, a nuestras familias por apoyarnos tato y a las marcas que han creído en este sueño. El Viaje Continúa...

Relieve, Honda Colombia,  Honda Brasil, Liqui Moly, Cardo Scala Rider, Mx Metzeler Chile, Honda Adventure, Año 1, Bujías Brisk Chile, Trail on Fire, Loretta Motos Chile, Indo Trail, MotoCenter, ProCircuit, y Moto-K.