23 oct 2015

Día 17, El ocaso del viaje

Este es un día que ningún viajero quiere que llegue, aunque como nos dijo Sheila, para volver, primero deben irse! 

No sé ustedes, pero nunca me canso de viajar, siempre se me ha hecho corto. 15 días, 18 días, 30 días, 6 meses... 
Aunque esta vez volver a casa tiene algo bueno, planificar la segunda etapa del viaje!! 

Aquella mañana pusimos la alarma un poco más tarde, el tramo era más corto. A las 10:00 am. Nos levantamos, preparamos las cosas y tomamos desayuno con Mario y Mónica. Intercambiamos algunas historias y nos contó mucho sobre su reciente viaje a Estados Unidos donde participó de un encuentro L.A.M.A internacional. 

Junto a Mario y Mónica antes de partir

No queríamos partir, no queríamos llegar, queríamos seguir viajando y pasar a todos esos lugares que por tiempo nos quedaron pendientes. Quizás en este primer viaje apuntamos muy lejos, o no esperábamos encantarnos tanto con los puntos intermedios. 

Pero para el próximo viaje, que comienza en enero, eso no será un problema. Tendremos prácticamente todo el tiempo para recorrer, detenernos y reaccionar en caso de una emergencia. 

Para variar salimos más tarde de lo esperado. Teníamos que comprar aceite para rellenar y cargar nafta, pero se nos había acabado el efectivo por lo que necesitábamos un cajero. La vez anterior no pudimos sacar dinero en Argentina. Luego de una eterna fila en el cajero, es mi turno, pero al llegar, el que estaba antes se retira defraudado y nos comunica que no le queda plata. 
Bueno, me fui a buscar otro. Una nueva fila eterna, Susan me esperaba afuera. Ahí pensé que habría sido bueno traer ambas tarjetas por si yo no podía sacar. 

Era una buena idea pues aunque traté de distintas formas no pude, no sé porque, en Uruguay sí nos había resultado a ambos. 
Volví a contarle a Susan lo ocurrido y fue ella al cajero. Ya me comenzaba a desesperar pues habíamos perdido una hora en eso. Y Susan tardó 30 mins más, pero al menos lo logró!! 

Así que cargamos nafta y compramos un litro de aceite para los dos. Mario me había dado claras instrucciones para salir a la ruta 7, pero con las vueltas para buscar un cajero, salimos por una ruta alternativa muy lenta. Luego de una vueltas dimos con la ruta 7.  

Hacia la esperada Ruta 7 y hacia Chile

Nuestro compañero inseparable pronto se hizo presente, pero esta vez el viento fue menos agresivo, quizás fue sólo a despedirse de nosotros. 

La vez anterior, entre el paso Los Libertadores y Mendoza no sacamos ninguna foto, ahora sí nos dimos el tiempo de sacar algunas, aunque no nos deteníamos mucho para alcanzar a pasar. 
Rumbo al paso Los Libertadores

Parte de esta ruta la habíamos hecho de noche, ahora pudimos apreciarla mucho más. Temperatura agradable y un viento en contra pero no terrible. Sí podíamos ver a lo lejos las cumbres cubiertas por nubes, lo que nos podía adelantar un poco el escenario al que nos dirigíamos. 

Una postal necesaria de la ruta

Los colores de los cerros, las formaciones que me habían cautivado en la venida a Argentina, ahora eran más cautivantes, quizás por el contraste con las nubes, quizás por la forma en que iluminaba el sol, quizás por el ángulo. No pude evitar detenerme a sacar unas fotos, menos aun cuando justo de frente se cierne majestuoso el techo de América, ahí estaba el Centinela de Piedra. 
También vimos la entrada que da la bienvenida al Parque Provincial Aconcagua. Me hubiera gustado pasar con más tiempo, pero al menos está cerca y podemos venir con Susan cualquier día. 


El frío y el viento se acrecentaban cada vez más

Así mismo, dijimos que vendríamos a Uspallata y gozar de su naturaleza y las actividades que ofrece. 

A medida que ascendíamos el frío aumentaba y el viento también. Los camiones no nos permitían ir muy rápido. Afortunadamente el trámite aduanero sí fue rápido, en ambos países. Sabemos que en Chile siempre es más lento, pues revisan y registran harto. Sobre todo el SAG (Servicio Agrícola y Ganadero). 
Viajar en moto tiene muchas ventajas, y en esta oportunidad disfrutamos una más, tanto a Susan como a mi no nos revisaron mucho, estaban más interesados en el viaje, de donde veníamos, si habíamos tenido problemas con la policía en los otros países (coimas), etc. 

Yo le dije que no, que la policía se había portado muy bien con nosotros, hasta nos habíamos subido a sus motos!! Y me respondió que eramos de los pocos. 
Es cierto que habíamos leído con Susan al respecto, pero no sé que tan frecuente será la verdad, en todos los años que he viajado, sólo tuve problemas una vez, pasando de San Pedro en Chile hacia Uyuni en Bolivia. Ahí tuvimos un pequeño problema con la policía boliviana, pero nada más. 

Nos sacamos algunas fotos y continuamos. Hasta ahí la Tatuada había respondido como esperábamos, sí consumía un poco más de aceite que la de Susan, pero Fernando (de Montevideo) me dijo que era normal (se lo comenté por whatsapp). 

Ya en Chile, nublado pero menos frío

Luego de 17 días y un poco más de 5.000 kms ya estábamos en Chile!! Me tuve que desabrigar porque en este lado, pese a estar muy nublado, hacía calor. La cuesta Caracoles la bajamos con precaución pues en algunas zonas había hielo, no tuvimos problemas. El paisaje se torna más familiar, las cumbres son bellas, pero debo admitir que las cumbres, las formaciones escarpadas y el cañón que da paso al valle del lado argentino me gustó más. 

Mientras bajábamos hacia los Andes nos sorprendió el aroma del aire, era fuertemente dulzón y floral, se sentía la Primavera en el ambiente, fue inevitable pensar en que este tipo de experiencias son las que se pierden al andar en auto, definitivamente no hay como andar en moto! Es cierto, que esto puede ser tanto una ventaja como una desventaja, pues así como ahora fue una experiencia agradable, en otros casos no lo es tanto, pero sea como sea, andar en moto nos permite conectarnos con nuestro entorno con todos los sentidos!

Al llegar a la primera bomba (como decimos coloquialmente en Chile a la Estación de Servicio), hicimos una pausa para comunicarnos con nuestras familias y que nos esperaran con algo rico para comer, jajaja. Eran las 19:30. 
Más tarde supimos que el paso lo cerraron cerca de las 20:00 hrs, pasamos justo!

Vivimos nuestro último atardecer en la ruta de esta primera etapa. Y le recordé a Susan lo que habíamos pensado de los atardeceres argentinos. Parece que Chile y Santiago nos querían demostrar lo contrario, pues vimos el ocaso más hermoso que habíamos contemplado hasta ahora!! 

No lo pude evitar y me detuve varias veces para intentar capturar la gama de colores llameantes que encendían el cielo. 

 Un atardecer de fuego


El más bello atardecer era el ocaso de nuestra primera etapa

Aunque nos quedaba más cerca la casa de los padres de Susan y como segunda instancia mi departamento, decidimos ir más lejos, hasta la casa de mis padres como fin de esta etapa. 

Pero antes, pasamos a comprar un buen vino tinto antes de llegar y obvio, debíamos pagar peaje!!

Tuvimos una cálida bienvenida, comida caliente y contamos parte de nuestras aventuras y desventuras. 5.130 kms fue lo que recorrimos finalmente. Abrimos la botella de vino y brindamos por haber llegado sanos y salvos, los cuatro a Chile. Sin duda no lo habríamos logrado sin la ayuda de todos aquellos que se cruzaron en nuestro camino y fueron parte de este sueño. Todos aquellos que luego siguieron viajando con nosotros, preguntándonos en cada tramo como íbamos. 

Siguen en nuestras mentes y en nuestros corazones, en nuestras máquinas que gracias a todas esas ayudas lograron llegar. Al final todos ustedes llegaron junto con nosotros. Se involucraron con este sueño de recorrer América latina. 

Este viaje fue para disfrutar de las motos, Punta del Este era sólo una excusa para viajar y tener un destino donde llegar. Era un viaje de conocimiento, nuestro y de las motos, de descubrir qué hay más allá. Queríamos encontrar el Océano más allá de las montañas.   

Y encontramos todo eso, pero también encontramos el verdadero espíritu de Latino América. La solidaridad, fraternidad, cariño, apoyo y honestidad. Conocí esta hermosa tierra como nunca antes la había visto, en el rostro de todos ustedes, en sus corazones. 

Escuché a un sabio decir que la forma más intensa de vivir es viajando, y en moto la experiencia se vuelve más real!! 

Muchas gracias amigas y amigos viajeros, que viajaron con nosotros, a través del blog, de facebook y a todos ellos que nos dieron una mano en la ruta!! 


Pronto nos volveremos a ver, pues finalmente el viaje es el destino y el viaje siempre continua...

Día 16. Hacia Mendoza por las Altas Cumbres

Nuevamente nos levantamos temprano, esta vez nos tocaba una larga jornada hasta Mendoza, allí nos esperaba Mario Casas, de LAMA Mendoza, y además presidente de LAMA Argentina. Esperábamos estar allí entre las 19 y 20 horas.

Mientras tomábamos desayuno en el hotel, el informativo indicaba la ocurrencia de un terremoto grado 5,9 en Salta, que, según supimos después, destruyó bastantes casas y dejó al menos una decena de muertos, esta información fue presentada con una música de circo de fondo... no teníamos la cámara en ese momento para grabarlo.

Una vez acabado el desayuno (que por cierto no estaba para nada rico) cargamos las motos y nos dirigimos hacia la ruta de las Altas Cumbres, quedamos atónitos con el paisaje, la belleza del lugar es sublime, Las curvas de la cuesta son muy entretenidas y se agradecen luego de varios días de recorrer carreteras totalmente rectas. 

En la Ruta de las Altas Cumbres


Al fin, luego de varios días de amplios paisajes, aunque son bellos, extrañábamos las montañas. Ariel justo iba pensando en si tendríamos la posibilidad de ver algún cóndor cuando me avisa que mire hacia arriba... en ese momento se presentó el Vigilante Silencioso. 
Hace mucho tiempo un amigo me Ariel le dijo: "Cuando el Vigilante silencioso sale a tu encuentro, es porque la montaña te ha elegido."
Ese día, no vimos sólo un cóndor, eran al menos diez!! Un espectáculo hermoso.

El Vigilante Silencioso sale a nuestro encuentro

Contemplando mientras Ariel fotografiaba una decena de cóndores


Al final de la cuesta, llegamos a Mina Clavero, y desde allí continuamos a Villa de las Rosas, pasando por San Javier y La Población, todo este sector es altamente turístico, principalmente de lo que ellos llaman turismo de estancia, donde hay hectáreas de verdes prados, con casonas coloniales donde todo es tranquilidad. Si no nos apurara la nieve, nos hubiésemos quedado un día al menos, ya que después de todo el estrés vivido con La Tatuada nos merecíamos un descanso así, por esta vez hay que continuar, pero es un lugar al que deseamos volver.

En Villa de las Rosas nos detuvimos a comer, justamente se desarrollaba una especie de feria gastronómica en la plaza del pueblo, donde había todo tipo de manjares, que ganas de comerlo todo!!! desgraciadamente, por el escaso tiempo con el que contábamos, nos detuvimos poco aquí.

Feria gastronómica en Villa de las Rosas



Continuamos por la ruta 20, hacia Luján, desde donde continuaríamos hasta Encón, para bajar por la 142 a Mendoza pasando por Lavalle. Una vez saliendo del sector de Traslasierra, pocos pueblos se veían en torno a la ruta, además el tránsito vehicular era escaso, por no decir nulo, y el calor se hacia cada vez más insoportable estando detenidos, de modo que solo había que rodar y rodar.

Un poco antes de llegar a Quimes no encontramos con una especie de Santuario a la Difunta Correa. Escuchamos y leímos varias versiones de la historia. Lo que rescatamos es que la difunta partió en busca de su esposo a pie, quien estaba muy lejos y partió con su pequeño bebe. Ella falleció cuando se le acabó el agua, pero cuenta el relato que los arrieros que la encontraron vieron que el pequeño seguía con vida amamantándose de su pecho. Qué pasó con el bebe?, también las versiones son variadas. 
Lo cierto es que se le considera milagrosa y se le piden favores, muchas veces le dejan botellas con agua como ofrenda. 


Cuando llegamos a Quimes nos detuvimos a revisar el aceite, tras rellenar, intentamos continuar cuando Ariel me dice que no podía pasar los cambios, sugerí revisar la cadena y efectivamente esta se había salido. Entre los dos pusimos la cadena en su sitio, pero al revisarla noté que uno de los eslabones tenía un pedazo menos, lo primero que intentamos fue reemplazar el eslabón por un candado (o seguro como se le llama en Argentina), no pudimos, entonces intentamos ponerle el seguro, sobre la pieza rota, tampoco pudimos... Que gran falta nos hizo un corta cadenas!

Ariel intentó volver a su posición la pieza rota con un alicate y decidió continuar con la cadena así, yo no quería y protesté bastante, pero la verdad es que tampoco tenía una solución alternativa. Probó si la moto funcionaba y sí funcionó el arreglo provisorio,  pero me daba un susto tremendo seguir de esa manera, pues lo que menos deseaba es que Ariel pudiese tener un accidente por ello. 

Pero dadas las circunstancias acepté, yo quería llegar sólo a Lujan que estaba a 20 kilómetros, para buscar un mecánico donde arreglar la cadena (en mi imaginación Lujan era un gran pueblo), pero Ariel quería irse así hasta Mendoza (aún nos faltaban 300 kms). Luego de que él me prometiera mil veces que no pasaría nada y que en el peor de los casos la cadena sólo se iba a salir y habría que ponerla otra vez, acepté su propuesta, en el camino le supliqué a todos los dioses existentes que lo cuidaran y que no pasara nada, en ese momento olvidé que había dejado de creer en los mismos hace tiempo ya, jaja.

A los treinta kilómetros se salió la cadena nuevamente, la volvimos a poner, pero no alcanzó a andar un metro y se salió de nuevo, al revisarla vimos que estaba peor, la pieza rota se había abierto y la cadena quedaba con mucho juego por lo que se salía inmediatamente. No se podía continuar. 

Entonces ofrecí sacar la cadena y remolcarlo nuevamente, pero al ser tantos kilómetros Ariel no quiso, entonces ofrecí devolverme a Lujan en busca de la cadena. Como no pudimos sacarla, me fui sin la muestra esperando encontrar una estación de servicio con Wi-Fi para consultar el manual de la Falcon que tengo en mi celular. Allí dejé a Ariel que mientras intentaría sacar la cadena.

Apenas llegué a Lujan me decepcioné, el pueblo es pequeñísimo, apenas unas calles de tierra con casas pequeñas y antiguas, llegando a la escuelita, vi varias motos estacionadas y allí pregunté si en algún lugar vendían repuestos, me mandaron a un taller-lubricentro-casa de repuestos que estaba cerca de la iglesia, tenían solo una cadena pero demasiado corta, y me dijo que en Quimes podría encontrar. 

Me devolví los 20 kilómetros que me separaban de Quimes, llegando allí busque una estación de servicio, pero no había Wi-Fi, allí me dijeron que cerca de la plaza había una casa de repuestos.

Me dirigí a la plaza y allí la suerte me sonrió, vi dos motos con un gran letrero que decía Ruta 20 solidarios, junto a un par de motociclistas con parchera, inmediatamente fui a preguntarles por casa de repuestos, yo bastante acelerada, pues sabía que Ariel estaría preocupado esperándome, no se supone que debía demorarme tanto. Entonces se me acerca una mujer del grupo, muy calmada, se presentó como Raquel y me preguntó mi nombre, le expliqué la situación y me dijo que me estacionara ahí, que lo íbamos a solucionar, y efectivamente, tras un par de llamadas Raquel me anuncia que había conseguido una cadena. 

Nos dirigimos al taller Bola 8, donde estaba el mecánico amigo de Raquel, allí nos topamos con la primera dificultad, saber la medida de la cadena, sabíamos que era 520, pero no el largo de la misma, luego de pensar bastante, y llamar a algunos contactos, decidimos contar la mía: 106 eslabones. Justo él tenía una cadena de una Honda Tornado, del mismo largo, sin siquiera pensarlo un momento me la regaló, incluso quería acompañarme para ayudar a instalarla en la moto de Ariel. Me ofrecieron también que si queríamos podíamos retornar a revisar que la instalación estuviera bien en el taller, y Raquel me ofreció alojamiento para esa noche. Me hubiese encantado quedarme, para poder conocer mejor a tan buena gente que se cruzó en nuestro camino y nos rescató de un momento bien complejo.

En el intertanto Raquel se comunicó con otro miembro del MG, que trabajaba a 2 km de donde estaba Ariel, pidiéndole que lo fuese a acompañar, que midiese la cadena y que le avisara que yo estaba en Quimes.

Ya más tranquila, volvimos a la plaza allí saludé como corresponde a la gente del MG Ruta 20 solidarios, quienes estaban haciendo una colecta para un hospital del sector, allí me dieron un mate, conversamos muy brevemente, y me despedí, eternamente agradecida, para ir a dejar la cadena salvadora.

Muchas gracias Ruta 20 solidarios!!

Luego Ariel me contó lo que le pasó a él mientras yo estaba buscando la cadena. 
Me fui del lugar cerca de las 4 de la tarde. El sol era abrazador a esa hora y donde estaba Ariel no había ninguna sombra. 

Trató de sacar la cadena, pudo retirar el seguro del candado pero el pasador no salía. Usó varias herramientas para intentarlo pero no hubo caso, quizás al romperse ese pedazo del eslabón, la cadena quedó con mucha tensión y se deformó un poco. 
Eran las 6 y aún no podía sacarla. Pensó que debía apurarse pues yo debía llegar con una cadena, y en el peor de los casos, si yo no encontraba una, de todas maneras había que sacarla para intentar sacar el eslabón roto y unir la cadena con el candado. 

Como no tenía una sierra, usó una lima metálica para cortar el eslabón dañado. Se sentía como rompiendo los barrotes que lo acercarían a la libertad. Luego de un rato lo logró y sacó la cadena. Se puso en el caso que yo no llevara una y comenzó limar el pasador para poder poner el candado. 

En ese momento llegó Guillermo con un amigo a hacerle compañía. Al principio Ariel no entendía nada, pensó que sólo iban de paso y se quedaron a acompañarlo mientras yo llegaba. Le llamó la atención que Guillermo supiera de motos y hablaron largo y tendido.

Esperando que llegara con la cadena

Regresé al lugar lo antes que pude, ya eran las 7 y algo, y vi que Guillermo y un amigo de él estaban con Ariel, pudimos poner la cadena en un par de minutos, la lubricamos y estábamos listos para continuar nuestro camino, no sin antes intercambiar los contactos de facebook y prometer volver trayendo un vino (a estas alturas tendremos que traer un carro de arrastre con vino para el próximo viaje), les dimos adhesivos de nuestro viaje para que siguieran nuestras aventuras.

Junto a nuestros salvadores en la ruta 20

Ahí fue que Ariel recién se enteró que ellos también eran del MG Ruta 20 solidarios y que a través de la llamada de Raquel habían ido a acompañarlo!! 
Le conté brevemente lo que había pasado. 

Antes de salir Raquel me informó que no habían estaciones de servicio en la ruta hasta Encón, así que rellené el estanque y le llevé el bidón lleno a Ariel, desde este punto de vista el corte de cadena fue una bendición, o hubiésemos quedado en panne de bencina en medio de la nada y en medio de la noche.
Faltaban 180 kms para la próxima estación y nosotros llevábamos 110 recorridos, la autonomía de las Falcon es entre 240 y 280 dependiendo del consumo. Además el corte ocurrió justo donde tenía que ocurrir, pues en ningún otro lado podríamos haber conseguido la cadena hasta llegar a Mendoza.

Coincidentemente Raquel es amiga de Mario, y gracias a ella pude comunicarme con él para avisarle de nuestra tardanza. Mario me dijo que nos recibiría a la hora que llegásemos.
Aunque era tarde y Raquel nos había ofrecido alojamiento, preferimos seguir, sino sería muy difícil ir de Quimes al paso Los Libertadores y cruzar antes que lo cerraran, era mejor estar en Mendoza, no sabíamos a qué hora comenzaría a llover y nevar el domingo. 

Un nuevo y maravilloso atardecer en la ruta

Llegamos a Encón, es pequeñito, allì nos surtimos de nafta y tomamos la ruta 142, atravesamos algunos pueblitos y finalmente llegamos a Lavalle, a esas alturas el sueño se apoderaba de mi, pero Ariel me entretenía cantando canciones a coro. Poco a poco el frío se hizo presente, cada vez más intenso.

Finalmente llegamos a Mendoza, a la 1 de la madrugada aproximadamente, allí nos dirigimos a los portones del parque San Martín, punto de encuentro con Mario. Buscamos Wi.Fi para llamarlo y encontramos en un restorán cercano. Ya eran las 1.30.

Pronto llegó Mario y lo seguimos hasta su casa. Conversamos largamente con él y Mónica su mujer, hasta que nos obligaron a ir a dormir a eso de las 3.30. Era tanto el cansancio que apenas apoyamos al cabeza en al almohada nos dormimos.

Cuantas lecciones aprendimos hoy, que testarudos fuimos, luego de conversar largo rato, nos dimos cuenta de los errores tontos que cometimos el día de hoy, hicimos nuestro mea culpa sobre la dejación a la hora de mantener la cadena y los neumáticos, y establecimos un plan para que no ocurra nuevamente.

Así mismo, Ariel me dijo que la decisión que debió haber tomado al ver la cadena así, fue haberla arreglado en el pueblo más cercano y no seguir tentando a la suerte. 

Bajo fue el precio del noviciado que pagamos en nuestro primer viaje largo en moto. 5.130 kms para nuestro primer viaje. 

Con todo este aprendizaje adquirido y el corazón lleno de agradecimiento y contentos nos fuimos a dormir.

22 oct 2015

Día 15, Cruzando Fronteras

Como llegamos tarde donde Pablo no nos acostamos muy temprano. Conversamos con su madre y con él sobre varios temas, incluidos los viajes en moto. Y como señaló Susan, tomamos Fernet.

Como de costumbre pusimos la alarma a las 9:00 am. Ya todos estaban levantados. Conocimos al padre de Pablo. Todos muy simpáticos. Desayunamos y llegó otro amigo de la familia que nos ayudaría a resolver el problema de la pata de cambio de la Cobriza.

El lugar estaba sólo a un par de cuadras de la casa así que fuimos caminando. Susan se llevó la moto en segunda. El mecánico nos dijo que probáramos poniendo otra pata, ésto lo habíamos hecho en Santiago, pero el vástago donde va puesta la pata de cambio también está medio gastado, por lo tanto a los pocos kms se suelta otra vez, y por eso la habíamos soldado. Uno de esos arreglos "provisorios para siempre" ya que, para cambiar el vástago, había que desarmar todo.

Pablo indicándole a Susan cómo llegar donde el mecánico

Pablo fue en bicicleta a comprar otra pata, trajo dos para probar cual quedaba mejor. Le pusimos la que mejor quedaba y el perno que lleva engranó muy bien. Aun así le pedimos al mecánico que le pusiera un "pinchazo" de soldadura por si acaso. Y así lo hizo. La pata de cambio quedó perfecta!! Un poco más corta pero estaba genial. No nos cobró nada por esta labor y Pablo tampoco nos recibió el dinero de la pata, se la regaló a Susan.
Luego fuimos a dejar la otra pata que Pablo había traído.

Cambiándole la patita herida para luego soldar

Almorzamos con la familia de Pablo e intercambiamos muy gratas conversaciones, al padre de Pablo le causó curiosidad nuestro acento, aunque dice que yo hablo más cantadito que Susan. Algo curioso, ya que usualmente en Chile pensamos que nuestro acento es el más neutro y fome de América.
Nos hubiera gustado quedarnos más con ellos, pero ya nos quedaban sólo dos días para llegar a Chile, la lluvia y la nieve una vez más amenazaban con cerrar el Paso Los Libertadores.

Una de las razones por las cuales me había contactado con Pablo previamente, se debía a que como íbamos a estar cerca, yo quería comprar su libro Cruzando Fronteras que escribió en conjunto con su hermano Gabriel. Relatan 4 viajes que hicieron en moto a distintos lugares de Latino América. El libro es completamente autogestionado!!

Para nuestra sorpresa, y más para la mía, Pablo nos regaló el libro e incluyó una dedicatoria. Sin duda hemos acumulado grandes momentos en este viaje. Así que nos vamos a seguir Cruzando Fronteras.
Otra vez, muchas gracias Pablo!! Qué grande!

Cruzando Fronteras, en mi bolso de estanque

Nos tomamos las fotos de rigor y Pablo realizó un video de nuestra estadía con él, lo pueden revisar en nuestra página de facebook.

Con toda la familia antes de partir

Inicialmente queríamos haber llegado lo más lejos posible y haber recorrido el camino de las Altas Cumbres. Pero salimos de Santo Tomé, que está pegadito a Santa Fe donde vive Pablo, a eso de las 13:00 hrs. Pasamos a comprar aceite para rellenar por si acaso y cargamos nafta.

Como no puedo exigir a mi SuicideGirl, nos fuimos casi todo el camino a 90 km/h, 5.000 rpm. Esto fue bueno ya que aumentó el rendimiento y las motos, ahora daban 22 kms por litro. Usualmente dan 20, y con viento en contra y a 120 nos han dado 17!!!

Algo que no habíamos relatado y agrego ahora, es que en Argentina es común ver controles de la policía caminera en la ruta. A veces en casetas, a veces están en containers pidiendo los papeles. Y siempre tenían varios conos en la vía. Así fue que ya con Susan cada vez que veíamos conos, sabíamos que estaba controlando la policía caminera. 

Por alguna desconocida razón, no nos controlaban a nosotros, cuando los veíamos bajábamos la velocidad y pasábamos por el lado de ellos saludando, siempre nos devolvieron el saludo. 
Pero esta vez sí nos detuvo un policía, estaba sólo, por un momento pensé que podía pedirnos una coima, habíamos leído de eso. Nos preguntó de dónde veníamos y hacia dónde íbamos. Y luego añadió con una sonrisa, "Que tangan buen viaje".  

La ruta tiene hermosos paisajes, colores vivos, y aunque sigue siendo vasto y extenso, también se ven muchos árboles cerca de la ruta. Y nuevamente volvimos a ver unos de los mejores atardeceres en la amplia carretera argentina. Comentamos que en ocasiones da la impresión que en argentina los atardeceres se ven más espectaculares ya que tiñen todo el lienzo del cielo hasta donde alcanza la vista, sin nada que se interponga. Y sí que hemos visto atardeceres acá en la ruta, siempre llegamos de noche aunque tratemos de evitarlo. Ese día no fue la excepción.

Mi cámara no capturó la espectacularidad de ese atardecer, la foto no le hace justicia

Dimos pocas vueltas en Villa Carlos Paz, que nos pareció atractivo así que deberemos volver. No veníamos con hambre ya que pasamos a comer en la ruta en un local muy llamativo, pero estábamos un poco cansados, por lo tanto nos quedamos en uno de los primeros hoteles (sí, por primera vez en el viaje en un HOTEL) que vimos. Tenía pinta de no ser tan caro. Pregunté y como ya íbamos de regreso a Chile, podíamos permitirnos pagar $100 más de lo que habíamos pagado. Es decir, $400 los dos. No era caro y era cómodo. Incluía desayuno.

La chica de la recepción quedó atónita al ver a Susan en esa moto cargada apenas tocando la punta de los pies y moverla con tal ligereza. Nos hizo muchas preguntas acerca de nosotros y del viaje.

Buena iniciativa publicada en el baño del Hotel Hawaii. Así que a cantar sólo una estrofa!!

Nos dormimos temprano ya que al otro día sería nuestro penúltimo día en la ruta que incluía el Camino de las Altas Cumbres. Nada podía fallar, no quedaban más días de gracia y eran varios kms hasta Mendoza, donde nos esperaría Mario Casas, presidente de L.A.M.A. Mendoza.

Día 14. Comienza el retorno, con toda la fe!!

Aunque nos acostamos temprano considerando que al día siguiente debíamos madrugar, fue imposible no levantarse durante la noche a contemplar la tormenta eléctrica y maravillarnos con la intensidad de la lluvia y el viento, apenas vestidos, estábamos ambos como niños chicos pegados a la puerta, mojándonos y observándolo todo.

Por ello dormimos poco, esta vez el reloj sonó a las 07:30 de la mañana, y levantarse fue una gran tortura. Un día soleado surgió triunfante luego de las intensas precipitaciones de la noche, una grata sorpresa, pues habían anunciado lluvias para este día, aun así estaba helado, como todos los días. A esa hora Sheila y Liz ya estaban en pié preparándonos el desayuno, unos deliciosos buñuelos de banana que ya quiero intentar preparar!!

Como dijo Sheila, para volver hay que partir primero, así, en medio de buenos deseos, promesas de visita y mucho cariño, comenzamos la segunda mitad de nuestra aventura... el regreso, algo no menor considerando que una de las motos estaba herida, pero todos le teníamos fe, y ella estuvo a la altura.

Posteriormente notamos en un video que mientras nos despedíamos Sheila dice: 
-Van a llegar, porque es Falcon, porque es Honda...


Muchas gracias por todo!!

Ahí estamos los Gurises, como nos llaman en Uruguay, una palabra para decir "jóvenes"

En virtud de los acontecimientos, decidimos cambiar un poco el itinerario inicial, y dejamos Paysandú para la tercera etapa, por tanto el regreso sería por Fray Bentos-Gualeguaychú, para continuar desde allí hasta Santa Fe donde nos reuniríamos con Pablo.

A medida que avanzábamos comenzó a hacer calor y al llegar a Gualeguaychú ya era insoportable. Esta vez el cruce por la frontera fue mucho más lento que al ingresar a Uruguay, pero no por la cantidad de gente, sino que por el funcionario que nos atendió. Estando allí cambiamos también los pesos uruguayos sobrantes, algo muy necesario, pues en Argentina nos fue imposible girar dinero.

En esta ocasión la velocidad promedio fue de 80-90 km/hr, ya que intentamos no sobrepasar las 5500 rpm, además controlamos el aceite cada 150 - 200 km aprox, adicionándole también el aditivo que nos recomendó Fernando.

Al llegar a Gualeguaychú preguntamos como llegar a Santa Fe, pero algunos nos mandaban a la 14, otros a la 20, otros a la 16, etc., ante información tan confusa buscamos un lugar con wi-fi, para hacer uso del GPS de mi celular, pero justamente en la estación de servicio a la que pasamos, vendían mapas de Argentina bastante buenos, de esta manera, mapa en mano, pudimos establecer la ruta a seguir.

Escogimos la RA20, el paisaje es hermoso!, distinto al que vimos al venirnos por la RA 7, aquí hay pequeñas colinas verdes y el viento no es tan inclemente. Unos nidos gigantes en las torres del cableado eléctrico nos llamó la atención, al igual que unas especies de "animitas" llenas de banderas rojas (ya nos habían llamado la atención apenas empezamos a recorrer Argentina) que más tarde supimos eran santuarios dedicados al Gauchito Gil, un inocente asesinado por "desertor del ejercito", y por ello considerado milagroso.


 Nidos gigantes

Santuario dedicado a Gauchito Gil

En este tramo una tórtola chocó con mi espejo, solo sentí que golpeé algo blandito, pero Ariel vio volar las plumas y vio también al pobre pájaro salir despedido en la dirección contraria de la que venía, aunque sea cruel, me dio un ataque de risa por el pobre pajarillo, jajaja.  

Otra anécdota, que podría habernos costado la vida, la vivimos también en este tramo. Veníamos bajando una pendiente cuando veo un camión que va frente a mí (aún lejos), un poco encandilada con el sol que comenzaba a descender solo ví que había un camión en mi pista, pero una vez superado el umbral de deslumbramiento, vi que en realidad el camión venía por mi pista, en un intento de adelantar por lo menos a 2 camiones y unos 3 autos, algo imposible para un camión en un tramo tan corto como ese. Apenas lo noté comencé a frenar bruscamente, y escucho a Ariel (venía atrás mío) que me grita Cuidado, cuidado!! por el intercomunicador, era imposible, no alcanzaba a frenar y ambos tuvimos que salirnos de la pista.

Continuamos nuestro largo camino hacia Santa Fe, el atardecer nos alcanzó poco antes de llegar a Paraná, el atardecer más largo que he visto en la vida, y francamente hermoso.

Puesta de Sol en la Ruta

 Reflejos rojos hacia Santa Fe

Cuando entramos a Paraná ya era de noche, en la calle vimos muchas trabajadoras sexuales, y aparentaba ser un sitio peligroso, de allí salimos hacia la carretera que nos llevaría a Santa Fe, paramos en una Estación de servicio a comer algo rápido, pues el hambre era intensa, y claro, si no comíamos nada desde el desayuno!

Cruzamos el túnel que pasa bajo el Paraná, hay un peaje allí que es carísimo, y finalmente entramos en la ciudad, pero nosotros debíamos continuar hasta Santo Tomé. Con lo poco que vimos, pudimos notar que es una ciudad muy bella, por tanto debemos volver.

Saliendo de la carretera para entrar al corazón de la ciudad, apenas llegamos al primer semáforo, se detiene al lado una camioneta, con unos hombres que empezaron a preguntarle a Ariel por el viaje, y él, ni corto ni perezoso, aprovechó la oportunidad de preguntar como podíamos llegar a Santo Tomé, pero entonces dieron la verde, y comenzaron a avanzar, lo cual no impidió que los hombres se comunicaran a grito pelado con Ariel para darle las indicaciones, en una de las situaciones más cómicas que vi en todo el viaje, aparte de reírme solo le indicaba a Ariel si había algo adelante (ya que no iba mirando) para que no quedara estampado en una micro como quedó la tórtola en mi espejo. Junto a mi iba otro motociclista, un repartidor, que iba pendiente de la conversación de los dos locos de adelante, y en el siguiente semáforo nos corroboró la información que había gritado el de la camioneta.

Y así llegamos al puente que lleva a Santo Tomé, donde había un taco infernal, pero como andamos en moto, nos metimos conejeando y salimos rápidamente de allí. Pero, ni bien habíamos atravesado el puente, cuando siento que los cambios estaban muy largos, y reconocí inmediatamente el síntoma, la pata de cambio se había des-soldado!!, nada que hacer, como estaba en segunda y quedaba poco camino, continué así para buscarle una solución al día siguiente.

Llegando a Santo Tome buscamos la dirección de Pablo, pero otra vez el GPS nos falló, de modo que buscamos una cabina telefónica para comunicarnos con él. Afortunadamente estábamos muy cerca, y Pablo llegó a buscarnos en bicicleta.

Por fin luego de un largo día estábamos en nuestro destino, la moto de Ariel había aguantado muy bien esta primera gran prueba y llegamos a un hogar donde nos recibieron muy bien.

Acá probamos el Fernet con Coca-Cola, es muy rico!!

Charlamos largo rato, intercambiando experiencias y recibiendo grandes consejos de nuestro hospedador. Comimos nuevamente y a dormir!!, al día siguiente el destino sería Villa Carlos Paz.

Relato de Susan Arias D.

20 oct 2015

Día 13, de los Charrúa a Jara

Amigas y amigos viajeros. Lamentamos no poder actualizar tan rápido como nos gustaría, pero como ya sabrán, viajando no siempre tenemos acceso a internet.
A veces llegamos tarde, y otras veces nos quedanos compartiendo con la gente y no da tiempo de escribir. Como esta última semana en la que estuvimos alojando en Montevideo con Sheila y Gabriel (alias Osito, pero que no salga de las redes sociales!).

Ellos viven en Playa Pascual, a unos 25 kms de Montevideo. Un lugar muy lindo, al lado de la playa.
Ahora estoy sentado en el sillón de mi departamento escuchando Black Sabbath con una cerveza en la mano, mientras veo desde el piso 14 como sigue lloviendo en Santiago. Ayer cruzamos el paso Los Libertadores y unas horas más tarde lo cerraron por el nuevo frente de mal tiempo que está en desarrollo. Pasamos justo!
(Nota: Esto lo escribí el lunes 19, pero recién pude publicarlo)

Susan está trabajando, y yo debería estar haciendo mi mochila pues me voy a trabajar en unas horas más. Trabajo en las cercanías de La Serena, hacia el interior, más allá del Valle del Elqui, en la IV Región de Chile. Norte de Santiago.

Pero no me puedo ir sin antes actualizar los últimos acontecimientos. A veces quiero ser breve, pero como lo habrán notado, no me resulta mucho, jajaja.

La noche anterior nos despedimos de Gabriel. Tiene un fractura en el brazo y se la está viendo en Montevideo, así que partía temprano en la mañana. Una despedida afectuosa y la promesa de volver a vernos y venir con más tiempo para ir a pescar y acompañarlos en esa maravillosa vida veraniega de ir a acampar en la playa con las motos, desconectarse de todo y simplemente pasar unos días ahí.
Pues es lo que ellos hacen normalmente. Y nosotros volveremos, en la Tercera Etapa del Viaje tenemos contemplado volver a pasar por acá, aunque hasta ese momento era sólo pasada.

Ahora sabemos que es un parada obligatoria!! Pues nos gustó mucho Uruguay, nos sorprendió gratamente, es mucho más que sol y playa. Y la gente, de muy buen corazón, y la fraternidad motociclista sin duda no mide ni marca ni cilindrada.

Y eso es L.A.M.A. Fundada en Estados Unidos, hoy tiene capítulos en todo el mundo. Fraternidad, motos, viajes, aventura, familia... en familia. Compartimos mucho con ellos y aprendimos mucho también. En Chile aún no existe un capítulo propiamente tal, pero está en formación.

Como nos acostamos tarde (No pudimos ver on line el partido, pero aprovechamos de actualizar el blog y leíamos el minuto a minuto del apretado resultado final, dando la victoria a Chile sobre Perú, 4-3), nos levantamos tarde también. El repuesto desde Chuí llegaba a medio día, así que no había apuro.

Pasado el medio día llegó Bibi y con ella fuimos a ver cómo había quedado la Tatuada. Al llegar Fernando nos esperaba. Efectivamente la moto tenía un golpeteo metálico, menor, muy distinto a los anteriores, pero yo lo escuchaba muy parecido al del tensor de cadena. Lo podría describir como cuando el tensor de la Falcon suena y también suenan las válvulas. Fernando dijo que se inclinaba más por pistón que biela. Y que aunque fuera biela, llegábamos a Chile, simplemente por ser Falcon, y aun más por ser Honda!!

En Argentina y Uruguay las Falcon y en particular Honda, son muy bien vistas, maquinones como decimos en Chile. Un fierro como se dice acá. Julio del motogrupo Bigote también me había dicho que demás llegaba. También le tenía fe a la moto.
Fernando me dijo que llegaba de más a Chile, que no la exigiera pues yo debía recordar que "estaba herida", pero que si la trataba con cariño llegaría. A demás me recomendó un aditivo que se le pone al aceite para evitar el desgaste del motor y "sellar" las fugas leves de aceite y mejorar la compresión. Me dijo que no era milagroso pero que algo podría ayudar.

Ruta 21, el taller de Fernando

Bibi aprovecha la visita para una acesoría técnica con Fernando

La otra opción era dejar la moto en Montevideo, que la vieran con calma, pedir los repuestos a Chuí y venir a buscarla yo después. Si había una leve opción de llegar a Chile con ella, yo prefería tomar esa alternativa.

Así que, como el sonido no era el horrible golpe que tenía cuando se la dejé, decidí aventuarme con ella. En el peor de los casos quedaría más cerca de Chile y Sheila ya nos había contactado con gente de LAMA Argentina, por lo que me iba un poco más tranquilo.

Fernando me entregó la cadena de distribución que se veía claramente gastada, mordida. Y también me entregó el tensor roto. Le hizo el cambio de aceite a ambas motos. El día anterior Susan aprovechó de encargar un tensor de cadena con "dientes", que es el que al parecer dura más. Es el que tengo yo ahora y Susan se trajo uno para ella. No nos cobró la mano de obra, le dije que era su trabajo, que algo nos tenía que cobrar, pero no quiso aceptar. Dijo que se la había jugado 100% pensando que era tensor y cadena, y había algo más golpeando.

Cabe destacar que muy posiblemente esta falla haya sido mi culpa. Pues es sabido que el tensor de cadena de la Falcon se rompe pronto, entre 10.000 y 20.000 kms según he leído en foros, a veces dura más. Pero cuando empieza a sonar, sabes que debes cambiarlo y es fácil, rápido y no es caro. Esto yo ya lo sabía, por eso cambiamos el de Susan y el mio antes de comenzar ésta aventura.

El mio comenzó a sonar otra vez en Buenos Aires, pero no le presté atención porque ya me había pasado antes, que suena, y deja de sonar, así por varios kms. Ahora no me había durado nada, estaba recién cambiado, debí suponer que la cadena lo había gastado. Pero decidí seguir. Cuando estaba en Punta del Este sonó mucho más, y ahí decidí actuar... ya era tarde. Aunque es muy probable también que la cadena ya venía gastada y hubiera roto un nuevo tensor. Jamás lo sabremos con certeza.

De todas formas como experiencia, apenas suene, cambiarlo. Aunque a Susan y a mi ya nos había pasado y sabíamos que cuando empieza a sonar dura harto... a menos que sea cadena de distribución.

Ya con la decisión tomada, volvimos donde Sheila. Preparamos nuestras cosas para partir al otro día. Era nuestro último día de "gracia". El jueves como máximo plazo debíamos dejar Montevideo para el domingo, o lunes en el peor de los casos, llegar a Chile y volver a nuestros trabajos.

Ese día había llegado Liz, otra motociclista de LAMA Uruguay, capítulo Tacuarembó. Acá es normal ver mujeres en moto. En Argentina también, aunque en los pueblos rara vez usan casco. Al principio me sorprendía y me agradaba ver mujeres en moto, después me di cuenta que era normal. Dejé de sorprenderme, pero seguía sonriendo cuando veía a una  chica en moto. Y no porque se vean más lindas en moto, sino por "atreverse" a andar en moto desde bien jóvenes. Ya soné como viejo!!

Liz y Sheila listas para salir a jugar a la playa

Liz cocina muy bien. Parece que acá todos cocinan bien. Me gustó mucho la gastronomía charrúa. Casi todo tiene huevo. Huevo duro como decimos nosotros (cocido) y lo pican o lo rayan, y se lo ponen a las ensaladas, al arroz, a los sándwich, etc. A mi me gusta mucho el huevo, así que copiaré ésto y lo agregaré cuando cocine... bueno, cuando Susan cocine, jajaja. Aunque ella es alérgica al huevo (mentira, es de mañosa), y no come.

El día del partido Liz nos sorprendió con las tortas fritas para hacer la previa. Que son como nuestras sopaipillas pero sin zapallo y más grandes. Muy ricas!
Y el día antes de irnos Sheila hizo papas fritas con huevo y quedaban milanesas de pescado, deliciosas. Compartimos unos mates y tomamos cerveza. Acá nos sobrealimentaron, parece que nos encontraron medio flacos. Sheila también hace dulce y mermelada de zapallo, como calabazas dulces. Me hice adicto!!

También me hizo huevo relleno. Una receta que me traigo a Chile. Y Susan adicta a la lechuga sacada del propio huerto de Sheila. Todo muy delicioso. Un manjar!

Huevo relleno

Esa noche, que era la última noche, hablamos de todo un poco. De como en Uruguay extinguieron a los charrúa, y yo les hablé de los mapuche en Chile, de política, de como nuestra economía es más estable porque pagamos por todo. En Uruguay la educación es gratis y obligatoria, la salud también, y los peajes para las motos son liberados. Mientras que en nuestro terruño la salud y la educación hace rato que no son un derecho sino un privilegio.

Obvio hablamos de viajes en moto y de los dedos de Punta del Este que están en nuestros adhesivos, calcos como les dicen acá. Sheila nos dice que supieron que los dedos eran obra de un artista chileno cuando en la reciente Copa América, Chile le ganó a Uruguay. Así que fueron y los rayaron en "venganza". Y obviamente hablamos del "dedo de Jara". Acá, todos nos recordaban ese incidente, incluso cuando paramos a cargar nafta nos recordaban eso, jaja.

Y yo recordé al "Mago Valdivia" diciendo: "Lo manoció, pero con respeto".

Entre risas y muy bien de ánimo nos despedimos y nos fuimos a dormir. Al otro día íbamos a madrugar para tratar de irnos temprano y llegar no tan tarde a Santo Tomé, que está al lado de Santa Fe. Ahí vive Pablo, un moto viajero argentino que escribió el libro "Cruzando Fronteras". Yo me comuniqué con él semanas antes para ver la posibilidad de pasar a comprar el libro. Me gusta mucho la lectura, y sería genial tener los relatos de los viajes de Pablo, más ahora que con Susan tenemos la intención de escribir un libro al final de esta mágica aventura.

Da la casualidad que Pablo justo había llegado de uno de sus viajes y estaría en su casa, así que nos ofreció alojamiento. Por lo tanto teníamos que manejar desde Montevideo hasta Santa Fe. Unos 700 kms. Y las autopistas no son como en Chile. En Argentina hay rotondas, semáforos y pasan por dentro de los pueblos, así que no es tan rápido.

Apenas nos habíamos acostado se puso a llover, muy fuerte, y a los pocos segundos, se desató una tormenta eléctrica, con mucho viento. Claro, teníamos que irnos con escándalo!