23 oct 2015

Día 17, El ocaso del viaje

Este es un día que ningún viajero quiere que llegue, aunque como nos dijo Sheila, para volver, primero deben irse! 

No sé ustedes, pero nunca me canso de viajar, siempre se me ha hecho corto. 15 días, 18 días, 30 días, 6 meses... 
Aunque esta vez volver a casa tiene algo bueno, planificar la segunda etapa del viaje!! 

Aquella mañana pusimos la alarma un poco más tarde, el tramo era más corto. A las 10:00 am. Nos levantamos, preparamos las cosas y tomamos desayuno con Mario y Mónica. Intercambiamos algunas historias y nos contó mucho sobre su reciente viaje a Estados Unidos donde participó de un encuentro L.A.M.A internacional. 

Junto a Mario y Mónica antes de partir

No queríamos partir, no queríamos llegar, queríamos seguir viajando y pasar a todos esos lugares que por tiempo nos quedaron pendientes. Quizás en este primer viaje apuntamos muy lejos, o no esperábamos encantarnos tanto con los puntos intermedios. 

Pero para el próximo viaje, que comienza en enero, eso no será un problema. Tendremos prácticamente todo el tiempo para recorrer, detenernos y reaccionar en caso de una emergencia. 

Para variar salimos más tarde de lo esperado. Teníamos que comprar aceite para rellenar y cargar nafta, pero se nos había acabado el efectivo por lo que necesitábamos un cajero. La vez anterior no pudimos sacar dinero en Argentina. Luego de una eterna fila en el cajero, es mi turno, pero al llegar, el que estaba antes se retira defraudado y nos comunica que no le queda plata. 
Bueno, me fui a buscar otro. Una nueva fila eterna, Susan me esperaba afuera. Ahí pensé que habría sido bueno traer ambas tarjetas por si yo no podía sacar. 

Era una buena idea pues aunque traté de distintas formas no pude, no sé porque, en Uruguay sí nos había resultado a ambos. 
Volví a contarle a Susan lo ocurrido y fue ella al cajero. Ya me comenzaba a desesperar pues habíamos perdido una hora en eso. Y Susan tardó 30 mins más, pero al menos lo logró!! 

Así que cargamos nafta y compramos un litro de aceite para los dos. Mario me había dado claras instrucciones para salir a la ruta 7, pero con las vueltas para buscar un cajero, salimos por una ruta alternativa muy lenta. Luego de una vueltas dimos con la ruta 7.  

Hacia la esperada Ruta 7 y hacia Chile

Nuestro compañero inseparable pronto se hizo presente, pero esta vez el viento fue menos agresivo, quizás fue sólo a despedirse de nosotros. 

La vez anterior, entre el paso Los Libertadores y Mendoza no sacamos ninguna foto, ahora sí nos dimos el tiempo de sacar algunas, aunque no nos deteníamos mucho para alcanzar a pasar. 
Rumbo al paso Los Libertadores

Parte de esta ruta la habíamos hecho de noche, ahora pudimos apreciarla mucho más. Temperatura agradable y un viento en contra pero no terrible. Sí podíamos ver a lo lejos las cumbres cubiertas por nubes, lo que nos podía adelantar un poco el escenario al que nos dirigíamos. 

Una postal necesaria de la ruta

Los colores de los cerros, las formaciones que me habían cautivado en la venida a Argentina, ahora eran más cautivantes, quizás por el contraste con las nubes, quizás por la forma en que iluminaba el sol, quizás por el ángulo. No pude evitar detenerme a sacar unas fotos, menos aun cuando justo de frente se cierne majestuoso el techo de América, ahí estaba el Centinela de Piedra. 
También vimos la entrada que da la bienvenida al Parque Provincial Aconcagua. Me hubiera gustado pasar con más tiempo, pero al menos está cerca y podemos venir con Susan cualquier día. 


El frío y el viento se acrecentaban cada vez más

Así mismo, dijimos que vendríamos a Uspallata y gozar de su naturaleza y las actividades que ofrece. 

A medida que ascendíamos el frío aumentaba y el viento también. Los camiones no nos permitían ir muy rápido. Afortunadamente el trámite aduanero sí fue rápido, en ambos países. Sabemos que en Chile siempre es más lento, pues revisan y registran harto. Sobre todo el SAG (Servicio Agrícola y Ganadero). 
Viajar en moto tiene muchas ventajas, y en esta oportunidad disfrutamos una más, tanto a Susan como a mi no nos revisaron mucho, estaban más interesados en el viaje, de donde veníamos, si habíamos tenido problemas con la policía en los otros países (coimas), etc. 

Yo le dije que no, que la policía se había portado muy bien con nosotros, hasta nos habíamos subido a sus motos!! Y me respondió que eramos de los pocos. 
Es cierto que habíamos leído con Susan al respecto, pero no sé que tan frecuente será la verdad, en todos los años que he viajado, sólo tuve problemas una vez, pasando de San Pedro en Chile hacia Uyuni en Bolivia. Ahí tuvimos un pequeño problema con la policía boliviana, pero nada más. 

Nos sacamos algunas fotos y continuamos. Hasta ahí la Tatuada había respondido como esperábamos, sí consumía un poco más de aceite que la de Susan, pero Fernando (de Montevideo) me dijo que era normal (se lo comenté por whatsapp). 

Ya en Chile, nublado pero menos frío

Luego de 17 días y un poco más de 5.000 kms ya estábamos en Chile!! Me tuve que desabrigar porque en este lado, pese a estar muy nublado, hacía calor. La cuesta Caracoles la bajamos con precaución pues en algunas zonas había hielo, no tuvimos problemas. El paisaje se torna más familiar, las cumbres son bellas, pero debo admitir que las cumbres, las formaciones escarpadas y el cañón que da paso al valle del lado argentino me gustó más. 

Mientras bajábamos hacia los Andes nos sorprendió el aroma del aire, era fuertemente dulzón y floral, se sentía la Primavera en el ambiente, fue inevitable pensar en que este tipo de experiencias son las que se pierden al andar en auto, definitivamente no hay como andar en moto! Es cierto, que esto puede ser tanto una ventaja como una desventaja, pues así como ahora fue una experiencia agradable, en otros casos no lo es tanto, pero sea como sea, andar en moto nos permite conectarnos con nuestro entorno con todos los sentidos!

Al llegar a la primera bomba (como decimos coloquialmente en Chile a la Estación de Servicio), hicimos una pausa para comunicarnos con nuestras familias y que nos esperaran con algo rico para comer, jajaja. Eran las 19:30. 
Más tarde supimos que el paso lo cerraron cerca de las 20:00 hrs, pasamos justo!

Vivimos nuestro último atardecer en la ruta de esta primera etapa. Y le recordé a Susan lo que habíamos pensado de los atardeceres argentinos. Parece que Chile y Santiago nos querían demostrar lo contrario, pues vimos el ocaso más hermoso que habíamos contemplado hasta ahora!! 

No lo pude evitar y me detuve varias veces para intentar capturar la gama de colores llameantes que encendían el cielo. 

 Un atardecer de fuego


El más bello atardecer era el ocaso de nuestra primera etapa

Aunque nos quedaba más cerca la casa de los padres de Susan y como segunda instancia mi departamento, decidimos ir más lejos, hasta la casa de mis padres como fin de esta etapa. 

Pero antes, pasamos a comprar un buen vino tinto antes de llegar y obvio, debíamos pagar peaje!!

Tuvimos una cálida bienvenida, comida caliente y contamos parte de nuestras aventuras y desventuras. 5.130 kms fue lo que recorrimos finalmente. Abrimos la botella de vino y brindamos por haber llegado sanos y salvos, los cuatro a Chile. Sin duda no lo habríamos logrado sin la ayuda de todos aquellos que se cruzaron en nuestro camino y fueron parte de este sueño. Todos aquellos que luego siguieron viajando con nosotros, preguntándonos en cada tramo como íbamos. 

Siguen en nuestras mentes y en nuestros corazones, en nuestras máquinas que gracias a todas esas ayudas lograron llegar. Al final todos ustedes llegaron junto con nosotros. Se involucraron con este sueño de recorrer América latina. 

Este viaje fue para disfrutar de las motos, Punta del Este era sólo una excusa para viajar y tener un destino donde llegar. Era un viaje de conocimiento, nuestro y de las motos, de descubrir qué hay más allá. Queríamos encontrar el Océano más allá de las montañas.   

Y encontramos todo eso, pero también encontramos el verdadero espíritu de Latino América. La solidaridad, fraternidad, cariño, apoyo y honestidad. Conocí esta hermosa tierra como nunca antes la había visto, en el rostro de todos ustedes, en sus corazones. 

Escuché a un sabio decir que la forma más intensa de vivir es viajando, y en moto la experiencia se vuelve más real!! 

Muchas gracias amigas y amigos viajeros, que viajaron con nosotros, a través del blog, de facebook y a todos ellos que nos dieron una mano en la ruta!! 


Pronto nos volveremos a ver, pues finalmente el viaje es el destino y el viaje siempre continua...

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