23 oct 2015

Día 16. Hacia Mendoza por las Altas Cumbres

Nuevamente nos levantamos temprano, esta vez nos tocaba una larga jornada hasta Mendoza, allí nos esperaba Mario Casas, de LAMA Mendoza, y además presidente de LAMA Argentina. Esperábamos estar allí entre las 19 y 20 horas.

Mientras tomábamos desayuno en el hotel, el informativo indicaba la ocurrencia de un terremoto grado 5,9 en Salta, que, según supimos después, destruyó bastantes casas y dejó al menos una decena de muertos, esta información fue presentada con una música de circo de fondo... no teníamos la cámara en ese momento para grabarlo.

Una vez acabado el desayuno (que por cierto no estaba para nada rico) cargamos las motos y nos dirigimos hacia la ruta de las Altas Cumbres, quedamos atónitos con el paisaje, la belleza del lugar es sublime, Las curvas de la cuesta son muy entretenidas y se agradecen luego de varios días de recorrer carreteras totalmente rectas. 

En la Ruta de las Altas Cumbres


Al fin, luego de varios días de amplios paisajes, aunque son bellos, extrañábamos las montañas. Ariel justo iba pensando en si tendríamos la posibilidad de ver algún cóndor cuando me avisa que mire hacia arriba... en ese momento se presentó el Vigilante Silencioso. 
Hace mucho tiempo un amigo me Ariel le dijo: "Cuando el Vigilante silencioso sale a tu encuentro, es porque la montaña te ha elegido."
Ese día, no vimos sólo un cóndor, eran al menos diez!! Un espectáculo hermoso.

El Vigilante Silencioso sale a nuestro encuentro

Contemplando mientras Ariel fotografiaba una decena de cóndores


Al final de la cuesta, llegamos a Mina Clavero, y desde allí continuamos a Villa de las Rosas, pasando por San Javier y La Población, todo este sector es altamente turístico, principalmente de lo que ellos llaman turismo de estancia, donde hay hectáreas de verdes prados, con casonas coloniales donde todo es tranquilidad. Si no nos apurara la nieve, nos hubiésemos quedado un día al menos, ya que después de todo el estrés vivido con La Tatuada nos merecíamos un descanso así, por esta vez hay que continuar, pero es un lugar al que deseamos volver.

En Villa de las Rosas nos detuvimos a comer, justamente se desarrollaba una especie de feria gastronómica en la plaza del pueblo, donde había todo tipo de manjares, que ganas de comerlo todo!!! desgraciadamente, por el escaso tiempo con el que contábamos, nos detuvimos poco aquí.

Feria gastronómica en Villa de las Rosas



Continuamos por la ruta 20, hacia Luján, desde donde continuaríamos hasta Encón, para bajar por la 142 a Mendoza pasando por Lavalle. Una vez saliendo del sector de Traslasierra, pocos pueblos se veían en torno a la ruta, además el tránsito vehicular era escaso, por no decir nulo, y el calor se hacia cada vez más insoportable estando detenidos, de modo que solo había que rodar y rodar.

Un poco antes de llegar a Quimes no encontramos con una especie de Santuario a la Difunta Correa. Escuchamos y leímos varias versiones de la historia. Lo que rescatamos es que la difunta partió en busca de su esposo a pie, quien estaba muy lejos y partió con su pequeño bebe. Ella falleció cuando se le acabó el agua, pero cuenta el relato que los arrieros que la encontraron vieron que el pequeño seguía con vida amamantándose de su pecho. Qué pasó con el bebe?, también las versiones son variadas. 
Lo cierto es que se le considera milagrosa y se le piden favores, muchas veces le dejan botellas con agua como ofrenda. 


Cuando llegamos a Quimes nos detuvimos a revisar el aceite, tras rellenar, intentamos continuar cuando Ariel me dice que no podía pasar los cambios, sugerí revisar la cadena y efectivamente esta se había salido. Entre los dos pusimos la cadena en su sitio, pero al revisarla noté que uno de los eslabones tenía un pedazo menos, lo primero que intentamos fue reemplazar el eslabón por un candado (o seguro como se le llama en Argentina), no pudimos, entonces intentamos ponerle el seguro, sobre la pieza rota, tampoco pudimos... Que gran falta nos hizo un corta cadenas!

Ariel intentó volver a su posición la pieza rota con un alicate y decidió continuar con la cadena así, yo no quería y protesté bastante, pero la verdad es que tampoco tenía una solución alternativa. Probó si la moto funcionaba y sí funcionó el arreglo provisorio,  pero me daba un susto tremendo seguir de esa manera, pues lo que menos deseaba es que Ariel pudiese tener un accidente por ello. 

Pero dadas las circunstancias acepté, yo quería llegar sólo a Lujan que estaba a 20 kilómetros, para buscar un mecánico donde arreglar la cadena (en mi imaginación Lujan era un gran pueblo), pero Ariel quería irse así hasta Mendoza (aún nos faltaban 300 kms). Luego de que él me prometiera mil veces que no pasaría nada y que en el peor de los casos la cadena sólo se iba a salir y habría que ponerla otra vez, acepté su propuesta, en el camino le supliqué a todos los dioses existentes que lo cuidaran y que no pasara nada, en ese momento olvidé que había dejado de creer en los mismos hace tiempo ya, jaja.

A los treinta kilómetros se salió la cadena nuevamente, la volvimos a poner, pero no alcanzó a andar un metro y se salió de nuevo, al revisarla vimos que estaba peor, la pieza rota se había abierto y la cadena quedaba con mucho juego por lo que se salía inmediatamente. No se podía continuar. 

Entonces ofrecí sacar la cadena y remolcarlo nuevamente, pero al ser tantos kilómetros Ariel no quiso, entonces ofrecí devolverme a Lujan en busca de la cadena. Como no pudimos sacarla, me fui sin la muestra esperando encontrar una estación de servicio con Wi-Fi para consultar el manual de la Falcon que tengo en mi celular. Allí dejé a Ariel que mientras intentaría sacar la cadena.

Apenas llegué a Lujan me decepcioné, el pueblo es pequeñísimo, apenas unas calles de tierra con casas pequeñas y antiguas, llegando a la escuelita, vi varias motos estacionadas y allí pregunté si en algún lugar vendían repuestos, me mandaron a un taller-lubricentro-casa de repuestos que estaba cerca de la iglesia, tenían solo una cadena pero demasiado corta, y me dijo que en Quimes podría encontrar. 

Me devolví los 20 kilómetros que me separaban de Quimes, llegando allí busque una estación de servicio, pero no había Wi-Fi, allí me dijeron que cerca de la plaza había una casa de repuestos.

Me dirigí a la plaza y allí la suerte me sonrió, vi dos motos con un gran letrero que decía Ruta 20 solidarios, junto a un par de motociclistas con parchera, inmediatamente fui a preguntarles por casa de repuestos, yo bastante acelerada, pues sabía que Ariel estaría preocupado esperándome, no se supone que debía demorarme tanto. Entonces se me acerca una mujer del grupo, muy calmada, se presentó como Raquel y me preguntó mi nombre, le expliqué la situación y me dijo que me estacionara ahí, que lo íbamos a solucionar, y efectivamente, tras un par de llamadas Raquel me anuncia que había conseguido una cadena. 

Nos dirigimos al taller Bola 8, donde estaba el mecánico amigo de Raquel, allí nos topamos con la primera dificultad, saber la medida de la cadena, sabíamos que era 520, pero no el largo de la misma, luego de pensar bastante, y llamar a algunos contactos, decidimos contar la mía: 106 eslabones. Justo él tenía una cadena de una Honda Tornado, del mismo largo, sin siquiera pensarlo un momento me la regaló, incluso quería acompañarme para ayudar a instalarla en la moto de Ariel. Me ofrecieron también que si queríamos podíamos retornar a revisar que la instalación estuviera bien en el taller, y Raquel me ofreció alojamiento para esa noche. Me hubiese encantado quedarme, para poder conocer mejor a tan buena gente que se cruzó en nuestro camino y nos rescató de un momento bien complejo.

En el intertanto Raquel se comunicó con otro miembro del MG, que trabajaba a 2 km de donde estaba Ariel, pidiéndole que lo fuese a acompañar, que midiese la cadena y que le avisara que yo estaba en Quimes.

Ya más tranquila, volvimos a la plaza allí saludé como corresponde a la gente del MG Ruta 20 solidarios, quienes estaban haciendo una colecta para un hospital del sector, allí me dieron un mate, conversamos muy brevemente, y me despedí, eternamente agradecida, para ir a dejar la cadena salvadora.

Muchas gracias Ruta 20 solidarios!!

Luego Ariel me contó lo que le pasó a él mientras yo estaba buscando la cadena. 
Me fui del lugar cerca de las 4 de la tarde. El sol era abrazador a esa hora y donde estaba Ariel no había ninguna sombra. 

Trató de sacar la cadena, pudo retirar el seguro del candado pero el pasador no salía. Usó varias herramientas para intentarlo pero no hubo caso, quizás al romperse ese pedazo del eslabón, la cadena quedó con mucha tensión y se deformó un poco. 
Eran las 6 y aún no podía sacarla. Pensó que debía apurarse pues yo debía llegar con una cadena, y en el peor de los casos, si yo no encontraba una, de todas maneras había que sacarla para intentar sacar el eslabón roto y unir la cadena con el candado. 

Como no tenía una sierra, usó una lima metálica para cortar el eslabón dañado. Se sentía como rompiendo los barrotes que lo acercarían a la libertad. Luego de un rato lo logró y sacó la cadena. Se puso en el caso que yo no llevara una y comenzó limar el pasador para poder poner el candado. 

En ese momento llegó Guillermo con un amigo a hacerle compañía. Al principio Ariel no entendía nada, pensó que sólo iban de paso y se quedaron a acompañarlo mientras yo llegaba. Le llamó la atención que Guillermo supiera de motos y hablaron largo y tendido.

Esperando que llegara con la cadena

Regresé al lugar lo antes que pude, ya eran las 7 y algo, y vi que Guillermo y un amigo de él estaban con Ariel, pudimos poner la cadena en un par de minutos, la lubricamos y estábamos listos para continuar nuestro camino, no sin antes intercambiar los contactos de facebook y prometer volver trayendo un vino (a estas alturas tendremos que traer un carro de arrastre con vino para el próximo viaje), les dimos adhesivos de nuestro viaje para que siguieran nuestras aventuras.

Junto a nuestros salvadores en la ruta 20

Ahí fue que Ariel recién se enteró que ellos también eran del MG Ruta 20 solidarios y que a través de la llamada de Raquel habían ido a acompañarlo!! 
Le conté brevemente lo que había pasado. 

Antes de salir Raquel me informó que no habían estaciones de servicio en la ruta hasta Encón, así que rellené el estanque y le llevé el bidón lleno a Ariel, desde este punto de vista el corte de cadena fue una bendición, o hubiésemos quedado en panne de bencina en medio de la nada y en medio de la noche.
Faltaban 180 kms para la próxima estación y nosotros llevábamos 110 recorridos, la autonomía de las Falcon es entre 240 y 280 dependiendo del consumo. Además el corte ocurrió justo donde tenía que ocurrir, pues en ningún otro lado podríamos haber conseguido la cadena hasta llegar a Mendoza.

Coincidentemente Raquel es amiga de Mario, y gracias a ella pude comunicarme con él para avisarle de nuestra tardanza. Mario me dijo que nos recibiría a la hora que llegásemos.
Aunque era tarde y Raquel nos había ofrecido alojamiento, preferimos seguir, sino sería muy difícil ir de Quimes al paso Los Libertadores y cruzar antes que lo cerraran, era mejor estar en Mendoza, no sabíamos a qué hora comenzaría a llover y nevar el domingo. 

Un nuevo y maravilloso atardecer en la ruta

Llegamos a Encón, es pequeñito, allì nos surtimos de nafta y tomamos la ruta 142, atravesamos algunos pueblitos y finalmente llegamos a Lavalle, a esas alturas el sueño se apoderaba de mi, pero Ariel me entretenía cantando canciones a coro. Poco a poco el frío se hizo presente, cada vez más intenso.

Finalmente llegamos a Mendoza, a la 1 de la madrugada aproximadamente, allí nos dirigimos a los portones del parque San Martín, punto de encuentro con Mario. Buscamos Wi.Fi para llamarlo y encontramos en un restorán cercano. Ya eran las 1.30.

Pronto llegó Mario y lo seguimos hasta su casa. Conversamos largamente con él y Mónica su mujer, hasta que nos obligaron a ir a dormir a eso de las 3.30. Era tanto el cansancio que apenas apoyamos al cabeza en al almohada nos dormimos.

Cuantas lecciones aprendimos hoy, que testarudos fuimos, luego de conversar largo rato, nos dimos cuenta de los errores tontos que cometimos el día de hoy, hicimos nuestro mea culpa sobre la dejación a la hora de mantener la cadena y los neumáticos, y establecimos un plan para que no ocurra nuevamente.

Así mismo, Ariel me dijo que la decisión que debió haber tomado al ver la cadena así, fue haberla arreglado en el pueblo más cercano y no seguir tentando a la suerte. 

Bajo fue el precio del noviciado que pagamos en nuestro primer viaje largo en moto. 5.130 kms para nuestro primer viaje. 

Con todo este aprendizaje adquirido y el corazón lleno de agradecimiento y contentos nos fuimos a dormir.

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