27 feb 2017

Naranjal y Cuenca

Entrando a Ecuador

Buscando un buen lugar donde tirar la carpa en Ecuador junto a grandes Moto Aventureros, de distintos paises

Antes de ingresar a Ecuador, hicimos una pequeña parada en Tumbes donde necesitábamos comprar algunas cosas, pues nos habían dicho que en Ecuador todo para las motos es mucho más caro.
En Tumbes nos recibió José, en su moto posada. Muchas gracias amigo por todo, un gran abrazo.

En Tumbes con José

Salir de Perú y entrar en Ecuador es un cambio radical en términos de paisaje y de personas. Atrás dejamos el gran desierto que es toda la costa de Perú, desde Tacna hasta Tumbes, todo puro desierto. Al pasar la frontera la vegetación se hace presente inmediatamente, como extrañábamos el verde.

Deja de sonar la bocina (claxón) por todo, y el tránsito es mucho más ordenado. Aun así hay que tener cuidado con los vehículos que vienen del otro lado, es frecuente que intenten adelantar en línea continua e incluso en curva, encontrándote con otros vehículos de frente reiteradas veces.

Sin embargo la gente es mucho más amable y cordial, siempre que preguntamos por calles y direcciones te tratan bien e incluso te regalan una sonrisa. Muchos se acercan a preguntarnos de donde venimos y hacia donde vamos. Muy parecido a lo que nos pasaba en Argentina y Uruguay. Perú en menor medida y en Bolivia, bueno, como sabrán en Bolivia son más ariscos.

Cuando pasamos por Barranca en Perú conocimos a un viajero de Naranjal llamado Manuel, iba con su esposa Yenny, quienes nos invitaron a su casa si pasábamos por esa ciudad, y justo este fin de semana habría una integración motociclista organizada por MAI Ecuador (Moto Ayuda Internacional) en Naranjal, al cual Manuel nos invitó a participar y nuevamente nos invitó a quedarnos en su casa.

Manuel, Yenny y todos los viajeros a los que acogió ese fin de semana. Qué grande Manuel, muchas gracias por todo!

Aunque el encuentro en sí fue casi como los habituales, las personas que asistieron lo hicieron mucho más especial. Habáin muchos viajeros de largas distancias, y entre ellos, una leyenda, Ale y Guadalupe de Por el Mundo en Moto, quienes acaban de cumplir 15 años viajando por el mundo en una Honda Transalp.

Con Ale y Guadalupe disfrutando de unos cangrejos en la Integración de Naranjal

Vendiendo algunas cosas, gracias a todos los que nos colaboraron


Algunas actividades clásicas de los moto encuentros



Un hermoso lugar en Naranjal para relajarse

Luego del moto encuentro nos fuimos a acampar a la ruta una última noche todos juntos. Tiramos la carpa a las afueras de un pueblito llamado Cristobal Colon. Qué gran noche pasamos ahí, compartiendo diversas historias, entre ellas una de las más notables, el mexicano se ganó la motocicleta donando 2 kilos de arroz!! Su viaje se llama NPI (Ni puta idea!)


NPI MotoAventura. Él es el mexicano que se ganó la moto por 2 kilos de arroz!



Cobijándonos para capear la lluvia

La foto de rigor antes de separarnos ese día

Después de esa mágica noche, en la que conocimos la panela, nos dividimos. Unos fueron al sur, otros a Guayaquil y nosotros dos a Cuenca, donde nos estaba esperando Felix Gordon, quien también da motoposada. Acá en Ecuador hay bastante ayuda al viajero.


Nos encontramos con esta motoviajera colombiana, quien estaba vendiendo unos deliciosos postres en Cuenca. Le compramos uno y nos regaló otro. Muy buena onda!!

La motoposada de Felix es NOTABLE, pues tiene una cabaña reservada especialmente para los viajeros. Ahí nos encontramos con 2 colombianos que ya habíamos conocido en el encuentro de Naranjal, uno va hacia Ushuaia, el otro va de regreso a su hogar en Colombia.


Susan y Felix afuera de la Mapachita, gracias amigo por todo!

Al día siguiente nos fuimos todos juntos juntos a rutear a la ruina inca más importante de Ecuador, Ingapirca. La verdad, es muy pequeño, obviamente no se compara a las ruinas que vimos en Perú, aun así Ecuador ha sabido sacarle provecho y lo tienen todo muy bien cuidado, ordenado y organizado. En aquella ruta conocimos a unos ciclistas colombianos. Llevan 3 meses viajando en bicicleta.





Recorriendo Ingapirca

De todos los viajeros, los ciclistas son los que me parecen más audaces y tienen todos mis respetos. Realizar un viaje de esas características en bici debe ser alucinante, mas aun que en moto quizás, pero la verdad yo no me atrevería a hacer un viaje así.

En cambio mochileando, en combi, en auto, en camión o incluso en moto, es más "fácil" de realizar. En bici, el compromiso es total, con la bici, con la ruta y sobre todo, contigo mismo.

Sebastian y Paula llegaron donde Felix, él también recibe ciclistas. Así que los invitamos a rutear en moto un par de días. Lo pasamos muy bien recorriendo Cuenca y los alrededores.


Paula y Sebastinán, ahora viajarán en moto! 

Cuenca es una ciudad muy ordenada, limpia y se ve que hay mayor poder adquisitivo. Toda la gente hace deporte en las plazas y parques, hay conexión a Internet en casi todas las placitas. Incluso a las salidas de cuenca, en los pequeños pueblos campestres las casas son inmensas.



Rutas para trotar en Cuenca


Cuenca, una bella y ordenada ciudad

Conocimos a Santiago y Eli, amigos de Felix, con quienes también pasamos muy buen rato, incluso nos invitaron a comer una noche y a rutear hacia SigSig. Lo pasamos muy bien, la ruta es entre la sierra, muy atractiva, curvas entretenidas y un paisaje siempre verde que nos acompaña. 




Cerdo Hornado en nuestra ruta hacia SigSig

Susan y yo aprovechamos un día de rutear hacia el Parque Nacional Cajas e hicimos un trekking ahí. Qué rico encontrarse con los senderos otra vez, la montaña, el frío y la lluvia mientras caminamos. También con el viento, las lagunas, las aves sobrevolando y una que otra huella de un puma, incluso encontramos sus fecas.







PN Cajas, Ecuador

El PN Cajas no te quita el aliento, sin embargo la caminata se disfruta mucho, es un circuito por el día que se puede hacer en forma de O sobre los 4000 mesnm, sin embargo los paisajes sí son atractivos y la caminata es agradable, no es tan exigente y te permite ir conversando amenamente. Encontramos poca gente ese día en el circuito lo que lo hizo aun más atractivo.

Aunque Felix nos decía que podíamos quedarnos todo el tiempo que quisiéramos, decidimos dejar la cabaña llamada La Mapachita y continuar con la ruta. No estábamos muy seguros de adonde seguir, por un momento estuvimos a punto de ir a Guayaquil para luego continuar a Montañita, pues en Cuenca estaba haciendo frío y eso auguraba toda la sierra ecuatoriana.







Felix nos sorprendió con tremenda cena, Cuy al horno de leña. Una delicia, aunque no lo crean, jeje

Sin embargo preferimos seguir hacia la selva, y fue un gran acierto. Así entonces nos volvimos a separar de grandes viajeros, con quienes nos llevamos muy bien, y cuando te llevas bien, más difícil es continuar la ruta, sobre todo cuando estas en un lugar cómodo.

Ernesto de colombia siguió hasta Puyo, Juan Ma se fue a Machala y los ciclistas también seguían al sur, pues van a Ushuaia. Susan y yo nos fuimos a Macas, pero nuestra incursión en la selva se las contaremos en el próximo relato.

Agradecemos a todos quienes nos han apoyado en Ecuador, a todos los viajeros buena onda que hemos conocido, quienes de alguna forma te saben imbuir con su energía y buena onda, llenándote de relatos de otras tierras, sus experiencias y ayudándonos a volar aun más. Nuestra imaginación y ganas de querer llegar cada vez más lejos se incrementa al conocer a estas personas, todos quienes han abandonado la comodidad de sus hogares, un trabajo estable por la incertidumbre de la ruta, por la inestabilidad de perseguir un sueño, algo que llena mucho más que mantenerse en la zona de confort.

Pues ninguno de nosotros tiene grandes recursos para llevar a cabo nuestros sueños, pero de alguna u otra forma lo hemos logrado. Como leí por ahí, el dinero se recupera, el tiempo no. Este es el momento, el aquí y ahora para hacer lo que realmente te hace feliz, en nuestro caso es recorrer el mundo en moto, Motografiar América Latina, explorar y realizar deportes de aventura, llevar a cabo una Expedición en Moto.

Gracias a todos por seguirnos, por leernos, por acompañarnos y aconsejarnos. Les deseamos muy buenas rutas, siempre. 

Una última vista nocturna a Cuenca antes de partir

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20 feb 2017

Máncora


Qué difícil resumir los dos meses vividos en Máncora. Aunque no es la playa paradisíaca que esperábamos, fue una experiencia increíble, que finalmente llamamos, Luna de Miel. 

Máncora no es el paraíso que te venden, pues en realidad mucho brillo no tiene. Sus aguas sí son cálidas y tienen un bello color, entre verde y turquesa, pero está sucio y mal cuidado. Aun así, ésta fue nuestra casa por dos meses, gracias a la calidad de la gente que nos encontramos en este lugar.   

Teníamos un contacto que nos iba a hospedar por una noche, pero no estaba en el pueblo cuando llegamos por lo que no nos pudo recibir, fuimos donde la mítica Tía Yola, pero estaba en Lima, y finalmente LAMA Máncora, bueno, después de 2 meses nunca los vimos. 

Así que dimos un par de vueltas buscando hospedaje con estacionamiento pero no hay muchos, preguntamos a las mototaxis y nos recomendaron el camping de Raul. Qué gran acierto!! 


Sushi en el camping de Raul

A penas llegamos salieron otros viajeros a recibirnos, nos trataron muy bien. Y Raúl, el dueño, simplemente es un tipazo! Que grande. Nos habría gustado estar ahí más tiempo, pero ya habíamos decidido quedarnos al menos un mes y ver si buscábamos trabajo o vendíamos algo en la playa. 

En el camping cobraban 8 soles por persona la carpa y 10 (2 lucas chlenas, barato!) soles por persona la habitación. Nos quedamos 3 noches hasta que encontramos una habitación relativamente cómoda por S/300 ($60 lucas) el mes. También gracias a un amigo venezolano pudimos comprar una tabla de surf en S/250. La clase de surf vale 50 soles y te arriendan tablas por 20 soles el día. Si íbamos a estar al menos un mes, nos convenía comprar la tabla. La verdad no la usamos tanto como esperamos, jaja, aun así lo pasamos maravillosamente.    

Aunque ahora vivíamos en otro lugar, siempre íbamos al camping de Raul, hicimos muy buenos amigos ahí, la llamada Familia de Corazón, y realmente era como una gran familia. Íbamos regularmente a almorzar con ellos y a carretear en las noches. Raul siempre nos recibía muy bien y nos invitaba a ir más seguido. 





Así se pasó diciembre, nosotros de "vacaciones" sin buscar trabajo, disfrutando de la playa, haciendo deporte o simplemente disfrutándonos mutuamente. 

La navidad la pasamos con toda la Familia de Corazón en el camping de Raul, más todos los que se quisieron sumar. Hicimos una gran cena para 70 personas en total. Los argentinos se encargaron del asado, había muchas ensaladas y también bebestible, comimos mucho y muy bien. 

Luego decidimos trabajar, nuestra intención era quedarnos toda la temporada, aprovechando de disfrutar Máncora, sus alrededores y juntar más dinero. Así que entramos ambos a trabajar a un restobar, el Atelier, cocina francesa del pacífico. Qué tremenda experiencia para ambos. Eramos compañeros de trabajo, y todas estas experiencias han fortalecido mucho más nuestra relación. 



En Atelier todos son muy buena onda, desde los dueños, Maja y Chicho (A Chicho hay que saber llevarlo, pero es buena gente), y los de la cocina, meseros y barra. Un gran ambiente. 

Así que el año nuevo lo pasamos en el bar, en una tremenda fiesta, Maja nos regaló algunos tragos y los otros los cobró muy barato, así que imaginen como quedamos. Aunque llovía un poco, lo pasamos muy bien. Terminamos la fiesta tomándonos unas cervezas con Susan en la playa viendo el amanecer. 

Y como les decía, queríamos quedarnos por lo menos hasta marzo por acá, pero no habíamos reparado en un detalle. Nuestras motos tienen tiempo máximo para estar fuera de Chile y ese plazo se cumple el 16 de marzo. Un amigo nos está ayudando con este trámite para pedir la prórroga, pues la aduana está en paro. Esperamos pronto tener noticias de eso, por ahora, decidimos adelantar nuestros planes y continuar el viaje por si no nos fuera bien con la prórroga. 






Así es que le avisamos a Maja con anticipación de la situación para que pudiera encontrar nuestros reemplazos y salir por la puerta ancha, como siempre. Desde Máncora nos fuimos a Tumbes, donde necesitábamos hacer algunas compras y el sábado 11 nos fuimos a Ecuador a un encuentro motociclista en Naranjal

Después del año nuevo casi todos nuestros amigos del camping de Raul siguieron sus viajes, así que prácticamente volvíamos a estar solos con Susan, lo cual fue bueno también. Paseamos por las distintas playas cercanas, fuimos a Ñuro a "nadar" con las tortugas pero no nos gustó el lugar. No nadas realmente con ellas, flotas en un muelle donde las tortugas se quedan ahí porque los pescadores les lanzan alimento todo el día. Susan buceó con tortugas en Rapa Nui, y yo también tuve oportunidad de verlas en la Isla hace unos años, así que no se puede comparar la experiencia. 

Como mencionamos más arriba, Máncora no tiene mucha gracia, pero la gente que conocimos aquí y los alrededores sí valieron totalmente la pena. Los Órganos por ejemplo, Punta Velero, Zorritos y Punta Sal. Estas últimas lejos las playas más bonitas y tranquilas. Agua tibia y verde esmeralda. 






Por eso le hemos llamado la luna de miel, fue como un amor de verano que no acaba, intenso, de re descubrirnos, disfrutarnos todos los días y todo el día, y aunque no hemos tenido ningún problema como pareja en un año de viaje que llevamos (el sábado 11 de febrero cumplimos un año desde que salimos de Santiago hacia Ushuaia), estar así de cerca,  no nos saturó como se podría pensar, al contrario, nos acercamos mucho más. No pensábamos o no necesitábamos este "break" del viaje, vacaciones o luna de miel, simplemente se dio, lo dejamos fluir y fue maravilloso.  


Agradezco tener a Susan a mi lado, tremenda compañera de rutas, de vida, de sueños y aventuras. Ahora continuamos con nuevos desafíos, nuevas rutas por descubrir, y seguir Motografiando América Latina. Continuamos con la Etapa IV: "Cruzando Hemisferios" y llegar a la mitad del mundo en Ecuador. 

Gracias a todos ustedes por leernos, por acompañarnos, por seguirnos y ser, de alguna manera, parte de nuestro sueño y de nuestra aventura. 

Y como siempre agradecemos a nuestros auspiciadores por el apoyo que nos brindaron. 

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