8 oct 2015

Día 4. Buenos Aires... se ve, tan susceptible

Hoy dejamos descansar a las motos, luego de tantos kilómetros de esfuerzo se lo merecían. Ellas se quedaron en el hostal y nosotros, mapa en mano, salimos a recorrer Buenos Aires.

Ania y la Tatuada descansando afuera del hostal

Entretanto meditaba en cuan distinto es conversar con alguien de mente racional y con alguien de mente soñadora, pues cuando llegamos al hostal Alessandra, la recepcionista, estuvo conversando con nosotros, ella es italiana y llevaba ya 4 años viviendo en Buenos Aires, ella es una soñadora, le comentamos de nuestros planes de recorrer América latina en moto, y nos preguntó mucho sobre el itinerario, los países y el viaje en sí; en cambio cuando hemos conversado con gente racional su primera pregunta es; cómo lo haremos con el dinero? y cómo sobreviviremos?, y nunca por la escencia de la aventura.

Caminamos mucho, la primera parada fue el clásico Obelisco, en las intersecciones de Calle 9 de Julio y Corrientes (solo para llegar ahí caminamos más de 30 cuadras), en el trayecto pasamos por el zoológico y el jardín botánico, todo mientras buscábamos una casa de motos para comprar la ampolleta y algo de aceite, aunque preguntamos a un par de personas, ninguna nos dio una referencia clara, y solo conseguimos dar vueltas en círculos.

Estatua en calle Corrientes

En el Obelisco!

Continuamos hacia la Plaza de Mayo para conocer la Casa Rosada y de ahí bajamos por Paseo Colon buscando el famoso barrio de San Telmo, es muy pintoresco, un poco similar al barrio Lastarria, allí almorzamos mientras disfrutábamos de un show de tango al aire libre.

Show de tango

Luego de eso empezamos a retornar y al fin encontramos la casa de motos! En 9 de julio cerca de calle Estados Unidos hay varias. Descubrimos que los aceites extranjeros son carísimos! Como 10 mil pesos chilenos el litro, y el aceite Castrol, que en Chile es tan caro, acá sólo cuesta cerca de 5000 mil pesos chilenos. Tamboen pudimos comprar el perno del parabrisas de Ariel y la ampolleta para mí.

En el regreso fuimos al teatro Colón y a la plaza Lavalle, conocimos la Facultad de Medicina (es muy tétrica) y finalmente, luego de mucho caminar, volvimos al hostal, rendidos, pero felices. Esta noche nos cocinamos y la diferencia económica entre comer afuera es notable.

 Plaza Lavalle

En el camino descubrimos esta pintoresca maquinita

Ahora ya podemos descansar, pues mañana el viaje continua.

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