8 ene 2018

Nos reencantamos de Bolivia

Hacia el paso Chungará, de Chile a Bolivia

Decidimos apresurarnos un poco para llegar a Arica porque mi mamá estuvo muy enfermita. Tomé un avión hasta Santiago mientras Ariel se quedaba en la sede del club Black Choppers en Tacna.

En esta ciudad fronteriza nos separamos de nuestro amigo Gustavo, quien siguió hacia Argentina y en este momento ya está en su casa. Un abrazo grande amigo!!. 

Cuando volví de Santiago, nos fuimos hasta Putre, un pequeño y pintoresco pueblo en Chile, al este de Arica, el cual está enclavado en las montañas. Ya habíamos estado aquí cuando fuimos a la tri-frontera de Chile, Bolivia y Perú el año pasado, el hito tripartito de Visviri. (puedes leer esa entrada aquí



Vista de los volcanes Tupiza y Parinacota

Ariel tenía muchas ganas de hacer el paso Chungará en moto. Las vistas son maravillosas, aunque en Putre, al igual que en todo Chile el alojamiento es caro. Logramos regatear a 30 mil pesos chilenos una habitación para dos, con wifi, agua caliente (de verdad) y estacionamiento para las motos. En este tramo hay que llevar gasolina adicional para alcanzar a cruzar la frontera y cargar en Bolivia.  





Hermosos paisajes en el altiplano

El trámite aduanero en Bolivia es lento y engorroso, te piden sacar fotocopias a los documentos y hacer un papel "especial", pero no lo hacen ellos, tienes que ir caminando unos 100 metros hasta unas tienditas para que ellos realicen toda la operación, y volver con los papeles a la aduana para que verifiquen el equipaje y la moto. Los agentes aduaneros fueron simpáticos, pero el trámite es odioso y estar sobre 4.000 msnm se sienten.



Nuestra primera pasada por Bolivia hace poco más de un año no fue fácil, la primera barrera fue el combustible, conseguirlo no fue tan fácil, debido al precio diferido para extranjeros, en muchas estaciones no nos querían cargar combustible, aun cuando pedíamos sin factura. 

La segunda barrera fue el carácter de la gente, era difícil conversar con ellos, era difícil pedir una indicación. Buscar alojamiento también fue difícil, en todos lados nos cobraban un adicional por cada moto, eso en los pocos lugares con garaje, y en muchos lugares nos subían el precio de la habitación si no decíamos enseguida que sí nos quedábamos. El tránsito en esa oportunidad fue de los peores que hemos tenido que afrontar.

Años atrás ambos habíamos visitado Bolivia, cada uno en oportunidades diferentes, yo en 2014 y Ariel hace 8 años, con esa experiencia ambos considerábamos a Bolivia un buen lugar para viajar, barato, fácil y de gente amable. Por eso a ambos nos dolió tener tantas dificultades para circular, era un poco decepcionante que un país que tan bien nos había tratado en el pasado hoy nos cerrara la puerta en la cara.


Parque Sajama, con el Sajama al fondo cuidando nuestro paso como un gran centinela silencioso

En esos años Bolivia estaba aún más atrasado que hoy, solo circulaban autos viejísimos, y no había semáforos, con un caos vial terrible, las casas estaban todas a medio construir y muy pocos de sus caminos estaban asfaltados. 

Hoy La Paz nos recibe con una cara más amistosa, los vehículos han cambiado, los caminos han cambiado, la insfraestructura ha cambiado. Ahora hay semáforos en casi toda la ciudad y sorprendentemente la gente los respeta, mucho más que en Perú o en Argentina. Hoy hay más bohemia, más extranjeros y por eso se ha vuelto también una ciudad un poco más cara, a diferencia de años atrás, ya no se consigue alojamiento por 30 BOL (3000 pesos chilenos). Ahora tuvimos que desembolsar 100 BOL por noche en un hotel con parqueadero. Encontramos algunos más baratos, pero no teníamos donde dejar la moto.

La Paz ha cambiado, aunque basta con alejarse un par de cuadras del centro para volver a encontrar esa Bolivia sin semáforos, con tránsito alocado y casitas a medio terminar.

Esta vez la gente nos ha tratado bien, nos conversan en la calle, no nos hacen problemas para llenar combustible y cuando preguntamos algo, la gente responde con amabilidad.

Nuestra estadía en La Paz fue breve, estamos contra el tiempo si queremos llegar a Brasil, pues la época de lluvias se aproxima rápidamente, de hecho estos días ha llovido sin cesar.


Comenzando la selva boliviana

Salimos de La Paz rumbo a Rurrenabaque, corazón de la selva boliviana, son 460 km de camino, los cuales creíamos poder recorrerlos en un día, ya que según nos habían dicho estaba completamente asfaltado hasta allá, y así lo marca el mapa oficial “actualizado”, pero no es verdad.

Entre Coroico y Quiquibey (198 km) la ruta aún está en construcción, en tramos es de asfalto, en otros de ripio, en otros de asfalto “meteorizado” y en otros de barro, podría decirse que es un 50% on road y un 50% off road. Además, debido a los trabajos en la vía, cierran el paso para vehículos desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde, aunque a las motos las dejan pasar, pues suponen ser capaces de sortear las maquinas, los escombros y el barro acumulado.

Detenidos por los trabajos en la vía



Pese a todo la ruta es un espectáculo, desde  La Paz  (3600 msnm) hay que ascender primero hasta los 4470 msnm, lugar donde comienza el descenso para quienes deciden hacer la famosa Ruta o Carretera de la Muerte (Death Road), antigua carretera que unía La Paz con Coroico, famosa por su dificultad, son 62 km de descenso continuo, hasta llegar a los 1270 msnm, la ruta es completa de tierra, tiene un abismo por un lado, sin barrera de contención, y un muro de piedra por el otro desde donde caen continuamente rocas, o una que otra cascada. A medida que se desciende aumenta el calor y comienza a aparecer la exuberante vegetación de la selva, con orquídeas y mariposas gigantes. 

Hoy esa carretera está en desuso, transitan por ella solo bicicletas turísticas y una que otra moto, cuando las condiciones del terreno lo permiten. Años atrás ambos hicimos el descenso en bicicleta, una experiencia que se disfruta enormemente y que todo aquel que visite La Paz debería vivir.

Poco antes de alcanzar a la cumbre comenzó a llover y a bajar mucho la temperatura, para cuando llegamos allí nevaba copiosamente y la nieve se acumulaba con rapidez a los costados del camino, sobre las motos y sobre la mica del casco, comenzamos a descender con precaución, pues la mica congelada no nos permitía ver con claridad las curvas del camino, cuando cesó la nieve, apareció la neblina y finalmente el calor asfixiante de la selva. 





Con nieve en "La Cumbre", Bolivia

La ruta desde Coroico hasta Yucumo es muy sinuosa, sigue siempre la ribera derecha del río Coroico, subiendo y bajando constantemente, a la vez que entrega paisajes alucinantes en medio de la selva y la vegetación. A veces la ruta es ancha, a veces es muy angosta, y nos sentimos exploradores de tierras vírgenes.

No pudimos hacer los 460 km hasta Rurrenabaque, las características de la ruta no lo permitieron. Paramos a dormir en Inicua, un villorrio muy pequeño, sin agua potable ni comodidad alguna. Pagamos 25 BOL por una habitación matrimonial, sin TV, sin Wifi, sin ventilador, sin agua (ni caliente ni fría), baño compartido, sin ducha, sin luz (llego a las 21 horas aprox) y sin cristales en la ventana. Pero estamos felices, la ruta de hoy fue incomparable. La gente ha sido demasiado amable y no hemos tenido problemas con el combustible, al contrario, acá nos cargan a precio nacional, 3.42 BOL (300 pesos chilenos el litro)



Avanzando por la selva



Al día siguiente salimos tempranos hacia Rurrenabaque, nuevamente nos encontramos con trabajos en la vía hasta llegar a Quiquibey desde allí comienza nuevamente el asfalto, en muy buen estado, en Yucumo las curvas se acaban abruptamente, y comienza una recta que se pierde en el horizonte, no se ven montañas hacia ningún lado.




Cubrimos rápidamente los últimos 100 km que nos separan de Rurrenabaque en la selva boliviana. En una hora ya estamos entrando a esta hermosa ciudad a orillas del río Beni, puerta de entrada al Parque Nacional Madidi, pero de ello les hablaremos en la próxima bitácora de nuestro blog. Sigan descubriendo Sudamérica con nosotros, pues el Viaje Continúa...

Nuestro Hostal en Rurre


A orillas del Beni en Rurrenabaque

Agradecemos a nuestros colaboradores; Relieve, Honda Colombia,  Honda Brasil, Liqui Moly, Cardo Scala Rider, Mx Metzeler Chile, Honda Adventure, Año 1, Bujías Brisk Chile, Trail on Fire, Loretta Motos Chile, Indo Trail, MotoCenter, ProCircuit, y Moto-K.

Bitácora de Susan Arias D.

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