25 mar 2016

Futaleufú... para la vuelta

Realmente no nos queríamos ir del maravilloso Parque, pero había que seguir hacia el sur.  No salimos muy temprano y la idea era llegar a Futaleufú, específicamente a un camping que nos habían recomendado en el lago Lonconao, donde al parecer por $3000 pesos tenías acceso no sólo al camping y todo lo que conlleva sino que también a kayak que tenía el dueño y poder remar en el lago. 
Sin embargo ese día tuve un presentimiento muy parecido al que tuve en Uruguay cuando salimos de Punta del Este (No leíste esa aventura?? click acá para conocer más), esa sensación inexplicable que ahora he decidido hacerle caso.

 A Futa?? Mejor la próxima vez... 

Así que cuando llegamos al cruce para ir a "Futa", le dije a Susan que prefería seguir hasta Puyuhuapi o la Junta y que al regreso, cuando volvamos por Argentina pasemos a Futa. Estuvo de acuerdo por lo que seguimos ese día hasta La Junta. 
Unos kms después del cruce de Villa Santa Lucía se termina el asfalto y comienza el camino ripiado que en este tramo es bien traicionero, a veces en muy buen estado y nos permitía ir a 70 km/h, pero otras veces estaba muy malo con mucho ripio suelto, así que no podías confiarte. Nuestra velocidad promedio fue de 60 km/h. La Carretera Austral, pese a lo difícil del camino sigue siendo hermosa, pasamos por el Lago Yelcho.

Las bellezas naturales en la ruta

Antes de llegar a La Junta es donde el camino estaba en muy mal estado debido al ripio suelto. Vimos pasar varias motos enduro posiblemente a más de 80 km/h y no tenían problemas, así mismo vimos algunas Teneré y GS800 pasar con mucho cuidado por el mismo lugar y la rueda trasera patinaba harto, igual que la nuestra. El factor en común era la carga, los que pasaron en enduro iban sólo con una mochila pequeña amarrada al asiento trasero, sin mencionar que ya de por sí éstas motos son más maniobrables. Alcancé a ver una Tornado, las demás no estoy seguro del modelo ni la marca. Las otras motos iban con maletas y bolsos al igual que nosotros. Evidentemente ésto hace que en el ripio suelto patinemos un poco más, pese a haberle sacado presión a los neumáticos, lo que agregó más agarre pero aún así en algunos tramos patinábamos, por lo que hay que circular con precaución.

Un poquito de asfalto antes de La Junta
  
Llegamos a La Junta sin novedad, salimos a recorrer los al rededores y encontramos una micro en la plaza de La Junta que vendía comida. Tiene todo el estilo, pasamos a  ver que había de rico, tenían churrascos, completos y pinchagas, entre otras cosas a muy buenos precios. Pedimos una pinchaga y aprovechamos de conversar con el Chito, un emprendimiento familiar en donde su señora cocina y hasta su mamá ayuda cuando hay mucha gente. Abrieron recién ésta temporada y les fue muy bien, el desafío es mantener abierto todo el año, sabiendo que cuando se vayan los turistas las ventas también bajarán. Sin embargo actualmente ya comenzaron con el reparto a domicilio. Si van a La Junta pasen Donde Chito, no se arrepentirán. 

Donde Chito


En la micro todos los viajeros que han pasado han dejado su marca. Chito nos pasó un plumón para que pudiéramos rayar su micro. Notable!!

Al día siguiente madrugamos a las 9.00 am, a las 10:30 ya teníamos las motos cargadas y habíamos tomado desayuno, listos para partir, realmente un record para nosotros pues somos muy lentos levantándonos!! 

Pasamos a la COPEC que está en la entrada del pueblo y aprovechamos de dejar uno de nuestros adhesivos en la puerta. Íbamos a pasar al Parque Nacional Queulat, pero yo necesitaba soldar uno de los soportes del portamaletas por lo que decidimos pasar directo a Coyhaique donde mi primo y luego volver, total no es tan lejos. 
En éste tramo de la Carretera Austral hay muchos trabajos en la vía y teníamos que pasar por la Cuesta del Queulat antes de las 13:00 hrs ya que cierran el camino. Así que pese a los tramos buenos no se podía ir muy rápido ya que constantemente encuentras camiones y camionetas en contra que usan tu pista para transitar. 


Ingresando al área protegida de Quelat

Ya me habían mencionado que la Cuesta del Queulat es lenta de pasar debido a las curvas y la fuerte pendiente, lo que no sabía es que en un día de lluvia como el que nos tocó al pasar, hay mucho barro en las curvas. Estábamos iniciando la primera cuesta y la pendiente me sorprendió abruptamente, tuve que reducir cambios y al bajar la velocidad casi se me cae la moto, alcancé a acelerar y estabilizarla. Miré por el espejo y vi que Susan tenía el mismo problema le grité fuerte Acelera Acelera!!!! Pero era demasiado tarde y no pudo acelerar para estabilizar la moto. Al ser una caída sin velocidad es casi como que la moto sólo se desmaya y tanto las defensas laterales como las maletas amortiguan el impacto y no le pasó nada a la moto, Susan la miraba de pie con una sonrrisa. 

Al ver la moto en el piso y a mi bella compañera parada al lado le dije, tranquila mi amor, ya voy, emprendo el retorno raudo para salvar a mi doncella en apuros cuando paff!!! Se me cae la moto. 
Justo había dejado de llover y ahora mirando en retrospectiva nos veíamos muy chistosos los dos con las motos en el suelo, pero no nos dimos tiempo de sacar fotos. Paramos primero la mía, nos dio mucho trabajo porque quedó con las ruedas en contra de la pendiente, por un momento pensé que no podríamos pararla sin desmontar la carga. 

Pasaron algunos vehículos al lado de nosotros mientras tratábamos de poner en pie a nuestras bellas monturas, pero nadie se detuvo, sólo nos hacían el quite y eso que la moto de Susan había quedado al medio del camino. Una vez que paramos la mía, la moví a un lado del camino y me aseguré que no se volviera a caer, paramos la de Susan la cual fue muy fácil y la moví a un lado del camino. Nos estábamos acomodando para volver a subirnos a las motos cuando una pareja de extranjeros que iban en un jeep bajaron la velocidad y en su mejor espeñol nos preguntaron si necesitábamos algo. Fueron los únicos que se dieron el tiempo, todos los chilenos se hicieron los weones. Admito que nos dio mucha bronca, pero bueno, es parte de la aventura y de la naturaleza humana, lamentablemente. 
A Susan le pareció todo muy gracioso, a mi la verdad no me hacía tanta gracia y por eso no sacó fotos. Sabemos que muy posiblemente volverá a pasar y me lo tomaré con mejor humor, total, no nos pasó nada y a las motos rockeras tampoco.

Más cerca de nuestro destino

Seguimos subiendo la fuerte pendiente y el viento que siempre nos acompaña comenzó lentamente a soplar las nubes y regalarnos bellízimos paisajes. Sin duda es la tierra de los glaciares, en la lejanía y altas cumbres podíamos ver muchísimos. Que hermosa tierra es ésta, difícil no enamorarse. 
Todo lo que sube tiene que bajar, y luego de pasar el llamado "Portezuelo Queulat" a 500 msnm, comienza el descenso. El camino se torna más ancho pero hay que tener cuidado al bajar por el ya mencionado ripio suelto y en ésta oportunidad barro por la lluvia recién caída. Con todo, el camino es maravilloso y lo haríamos con gusto muchas veces más. El asfalto comienza desde el cruce de Puerto Cisnes, lugar que Susan quiere conocer pero le prometo que pasaremos en unos días más cuando volvamos al Queulat. 

Los últimos kilómetros

Aunque es entretenido y desafiante el camino con tierra, piedras y barro, se agradece el asfalto que está en excelente estado. Pasamos así por la ya clásica Piedra del Gato, antigua y angosta pasada que nos conduce hasta Coyhaique, al rato comienza a llover otra vez pero fue sólo una llovizna. Llegamos a la capital de la Carretera Austral y entrada sur de ésta a eso de las 20:00 hrs, justo para tomar once con míos tíos y primos. 
Se dice que el sur de la Carretera Austral es el más bonito, pronto lo comprobaremos, por ahora nos dedicaremos a pasar unos días con mi familia más austral y recorrer los al rededores de Coyhaique. 


Y sí, volvimos al Parque Nacional Queulat y al sorprendente Bosque Encantado, pero eso en el próximo capítulo de ésta Expedición en moto. 

Buenos vientos amigas y amigos!!

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