24 jun 2016

Off Road en Tierra del Fuego

Hacia Caleta María en Tierra del Fuego

El poder de síntesis no es lo mío. Hay personas que me piden ser más breve en los relatos, otros me piden que incluya la mayor cantidad de detalles pues preparan un viaje similar. Obviamente no se le puede dar en le gusto a todos. Sí sé que estoy al debe con ustedes, con Susan y conmigo mismo, pues aunque no soy escritor, estas páginas sirven de entrenamiento para lo que se vendrá al final del viaje. Editar dos libros, uno con la historia de esta aventura y otro con las fotografías. 

Pero, ¿Cómo les puedo transmitir o hacer sentir la emoción de recorrer los más de 1200 kms por ripio, a veces muy malo, en la Carretera Austral?


Fin de la Carretera Austral

¿Cómo explicar las caídas que ya hace rato dejamos de enumerar?
El viento, la pampa y el frío en la Ruta 40. Pero también hay paisajes y caminatas alucinantes. 


Trekking en El Chaltén, Ruta 40.

¿Cómo hacer sentir lo sobrecogedor que significó para nosotros recorrer los Cuernos y las Torres del Paine?, ¿Como entender la rabia, la pena y frustración de perder todo el equipaje en Puerto Natales?


Cuernos del Paine.

Cómo les cuento la alegría que sentimos cuando alcanzamos la gran meta que significaba Ushuaia en nuestra ruta... 


Ushuaia, la Ciudad más Austral del mundo

Cómo explicar lo que hemos sentido con las grandes personas que hemos conocido, con las que hemos compartido en la ruta. 


Daniel y Adriana, no nos conocían de nada y nos recibieron como amigos de toda la vida.


Para mi al menos, que no tengo el don, es difícil. 

Dejamos a Daniel y Adri sin muchas granas de irnos, pues queríamos quedarnos unos días más para seguir descubriendo lo que la ciudad del fin del mundo tenía para mostrar, sus paisajes, su gente o aquella curiosidad que nos sorprendió cuando nuestros anfitriones llaman por teléfono y piden helado. Sí, en Ushuaia hay delivery de helado, y estaba delicioso. 

Sin embargo el viaje y la ruta deben continuar. Por primera vez en el viaje sí estábamos algo apurados por volver, y ya les contaremos el por qué.

La ventana de buen clima que nos había acompañado comenzaba a cerrarse. El pronóstico decía que ese día llovería y caería algo de nieve. Por lo que dejamos la casa de Daniel y Adri con los trajes de lluvia puestos. Al llegar a la cuesta Garibaldi comenzó una llovizna tenue pero que mojaba mucho, así que la visibilidad se vio reducida abruptamente. 

Qué distinto se veía el paso ahora, la cuesta de la que tanto nos habían hablado dejaba de ser amigable como lo había sido, soleada y sin viento unos días antes, ahora amenazaba, debido a la poca visibilidad y al pavimento mojado. Sin embargo, cuando la dejamos atrás y comenzó el descenso dejamos atrás también la lluvia. El sol pronto salió a recibirnos aunque no era muy cálido pues no es tan fácil dejar al viento atrás. Nos acompañó durante toda la ruta, aunque tenue nos decía, no se olviden de mi, acá estoy. 

Río Grande no sería nuestro lugar de parada esta vez, queríamos ganar una noche aprovechando que salimos temprano desde el fin del mundo. Pensé por un momento en irnos por el Paso Bellavista, pero no quise tentar a la suerte, no sabemos que tan alto podría ser el cruce de río, y no teníamos ropa de recambio, así que nuevamente al Paso San Sebastián

Por primera vez en este viaje nos cruzamos con varios motociclistas, todos iban en dirección a Ushuaia. Crucé unas breves palabras con un brasileño, todos iban en BMW. 
-Hay nieve- me preguntó. 
-Casi nada, ya la limpiaron.- respondí y vi su mirada de decepción en lugar de alegría.- Pero hoy va a nevar otra vez- añadí, y su rostro cambió esbozando una tímida sonrisa. Se fue feliz a contarle a sus amigos que sí habría nieve. 

Más tarde Daniel nos confirmó que efectivamente había nevado el día que dejamos Ushuaia y se mantuvo así un par de días más. 

Creo que hasta ahora no habíamos conocido realmente al viento del fin del mundo, pues ese día en el Paso San Sebastián, apenas podíamos mantenernos de pie. Susan no podía sostener la moto si estaba detenida, por lo que estuvimos siempre en movimiento y tambaleantes en el ripio. Unos motociclistas nos habían dicho que cuando hay mucho viento botan las motos al suelo y le cortan el paso de bencina para esperar a que baje la intensidad del viento. 

Sabíamos que si se ponía más feo, habría que hacer eso. Sin embargo los Dioses fueron generosos una vez más y al poco rato de ir literalmente equilibrando las motos, el poderoso viento nos dio tregua. 

Cuando estuvimos en Río Tranquilo nuestro amigo Ricardo nos mostró fotos y videos de las diversas rutas que se pueden hacer en Tierra del Fuego. Él conoce muy bien esta zona por eso está encantado y maravillado con los caminos y rutas off road de Tierra del Fuego. Él mismo nos mostró el video de la caída que tuvo cruzando el río, que estaba bajo, en el paso Bellavista. 


Off road en Tierra del Fuego

Susan y yo no habíamos planeado pasar mucho tiempo aquí, pero cuando pasamos la primera vez el ripio estaba en buen estado y no había viento, lo que nos hizo pensar en darle una vuelta para conocer un poco más esta agreste y remota isla. 

Por lo tanto cuando llegamos al cruce teníamos que elegir, seguir hacia el norte para encontrar pronto el asfalto que nos llevaría a Cerro Sombrero y cruzar al continente o dirigirnos por el inestable ripio hacia el sur y ver qué hay más allá. 

Ambos nos animamos para descubrir y Explorar el Fin del mundo, tal como lo decía el nombre de nuestra segunda etapa. Así que en el cruce decidimos seguir hacia el sur. Los primeros kilómetros que recorrimos eran muy distintos a lo que habíamos conocido en la isla, estaban horribles. Mucho ripio suelto, bolones y hoyos profundos en el camino nos hizo pensar por un momento en que sería mucho más duro de lo que habíamos pensado.  

Sin embargo fueron sólo esos 5 primeros kms, el resto estaba muy bueno, por lo que podíamos ir a una velocidad decente otra vez, entre 70 y 80 km/h y no a 40!!! 


Nombres de antiguas estancias

Aunque veníamos llegando de lo que se publicita como el Fin del Mundo, recorrer estos parajes de pampa y poca vegetación, tan desolados, sin villas ni pueblos, sin estaciones de servicio y sin asfalto, te hacen sentir realmente en el fin del mundo. Piensas en cómo debe haber sido para los primeros viajeros que llegaron a este lugar, cómo vivían los primeros habitantes y como actualmente las personas deciden venirse a vivir aquí. 

De vez en cuando vimos algunas aldeas o estancias con nombres en inglés que parecían abandonadas, seguramente de las antiguas haciendas que traían animales a estas latitudes con promesas de un pasar mejor en lo que ahora se le conoce como Comuna de Timaukel.



Bienvenidos a la Comuna de Timaukel

La estética es muy curiosa, pues aunque lucían abandonadas, todo estaba ordenado y bien dispuesto, como si hubieran salido corriendo de ahí sólo hace unos días debido a un apocalipsis zombie o algo así. 


Curiosa entrada a unas de las estancias que lucían abandonadas

Quizás fue debido a la temporada baja, o quizás siempre es así, pero durante los 3 días que recorrimos esta zona, nos cruzamos sólo con una camioneta. De verdad no transita nadie por acá. 

Íbamos bordeando la costa cuando pasamos un letrero que decía "Pingüineras". Ya nos habían dicho que ahí llegó una colonia de pingüinos Rey y que la dueña del terreno lo cercó y cobra 12 lucas por persona la entrada. Fuimos a ver si nos hacía un precio pero no había nadie. Lo dejaremos para el regreso, aunque nos habían dicho que en esta época se ven pocos o ninguno. 


Solo 38 kms para llegar a descansar

Seguimos avanzando por la pampa hasta que llegamos a la Forestal Russfin o Parador Russfin, como nos venía advirtiendo un letrero hace algunos kms. Llegamos justo al anochecer. Ya estamos a fines de Abril y se nota como ha cambiado el clima pues a penas se va el sol, el frío comienza a calar y traspasar todas las capas de abrigo que tenemos. El encargado que nos atendió se llama Francisco y fue muy amable con nosotros. En esta época no hay nadie alojando pues nadie viaja en esta época. Nos dijeron que abrieron hace poco tiempo sus puertas al turismo y este año alojaron a varios motociclistas que están tan locos como nosotros para recorrer esta hermosa y agreste zona. 

Porque aunque es sólo pampa y poca vegetación, tiene una belleza distinta, una belleza indómita y desolada que te invita a contemplar, te invita a pensar. El mar se ve hasta donde alcanza la vista, pero no se siente ese aroma salino típico de las costas. El sol nos ha sido esquivo, y el viento también. Eso es bueno.

En Russfin disfrutamos de una deliciosa cena caliente en el casino de los trabajadores. El cocinero se disculpó por lo poco. Qué curiosos los estándares de los profesionales, para nosotros fue una maravilla.  

Actualmente hay disponible dos tipos de habitaciones, ambas compartidas, pero una dispone de 6 camas pequeñas y la otra de dos camas grandes. La de 6 tiene un costo de 12 mil pesos por persona y la de 2 vale 15 mil. Son habitaciones muy cómodas, hay calefacción y el estacionamiento está justo afuera de las piezas. 

Nosotros pedimos la de 6 personas, total sabemos que no la compartiremos con nadie, sin embargo el encargado nos dejó la de 2 camas grandes al precio de la de 6. Estupendo!! Esta habitación también tiene baño privado con agua caliente. Afuera de la habitación hay un hall con TV cable e incluso WiFi, pero no hay señal de celular.

Al día siguiente tomamos desayuno en el casino para continuar la ruta temprano. En este lado de la isla es en el único lugar donde se puede cargar combustible. Mirando los mapas calculamos que para ir a Caleta María y volver a Russfin serían 340 kms. Nuestras motos tienen autonomía para 300 kms. Así que por primera vez usamos los bidones. Bidones que compramos en Puerto Natales, uno lo habíamos devuelto en Pucón y el otro lo perdimos misteriosamente en la Carretera Austral en Queulat. 


Algunos bosques pequeños saliendo de Russfin

La meta era Caleta María y el Lago Deseado. Cuando Francisco nos vio cargando las motos, se acercó a recomendarnos que no saliéramos todavía pues había escarchado mucho, nos dijo que con ese hielo incluso las camionetas de ellos se han volcado. 

Sin dudas es el lugar más agreste que hemos visitado. A diferencia de la Carretera Austral donde circulan muchas más personas y hay casas o pueblos en las cercanías. 

Éste sí es un lugar que da la impresión de soledad absoluta. Salimos al medio día con un tibio sol que asomaba a veces entre las nubes, el viento se había quedado dormido ese día. Aunque el ripio nos permitía ir mucho más rápido, nosotros circulamos a unos 50 km/h para ir contemplando el extraordinario paisaje. Aunque es pampa, a ratos hay "manchones" de bosque que sorprenden. 




Así llegamos a Pampa Guanaco. Actualmente el Gobierno está regalando tierras acá para los emprendedores, para cualquiera que tenga una idea de negocio relacionada con el turismo, desde hostales, restoranes, hasta ferreterías.

Tal como su nombre lo indica, es casi pura pampa y matorrales bajos, pese a eso el viento no se hizo presente, aunque se dan las condiciones de amplio espacio abierto para que sople mucho viento. Hacia el sur y bien lejos se alzan montañas con sus cumbres nevadas y bosques en sus faldas, se ve que hacia allá nos vamos trasladando. En el camino se nos cruzan muchos guanacos con sus crías pequeñas, pero desde lejos, nunca se nos han acercado tanto. En el Paso Roballos también vimos muchísimos, y aunque se cruzaban nunca estuvieron cerca de nuestras motos. Acá vimos a los guanacos saltar muy alto, pasando con naturalidad y gracia los enormes cercos de alambre que hay. Tremendo espectáculo!



Entonces vimos el letrero del Parque Karukinka. Desde este punto la vegetación cambia de forma drástica, desapareciendo la pampa definitivamente y dándole la bienvenida a interminables y bellos bosques. No hay control de acceso ni nadie que cobre una entrada, así que pasamos libremente. 

Era un hermoso día para explorar esta zona, no hacía nada de frío y lentamente el sol cada vez asomaba un poco más, con él asomó el bosque de lenga y ñirre cambiando sus hojas, entregándonos bellas tonalidades verdes y rojas mientras comenzamos a meternos en el barro. Al costado del camino aun hay remanentes de las nieves caídas hace unos días. A diferencia de Ushuaia donde pasa la máquina limpiando la nieve, acá no pasa nadie. 



Sólo 101 kms!!

En las curvas donde da la sombra todo el día hay hielo, hielo que se va rompiendo a medida que avanzamos. Acá es difícil sacar una foto mala. Es tan hermosos el paisaje que a donde dispares saldrá buena la foto, eso me facilita mucho el trabajo ya que yo soy sólo aprendiz de motógrafo, Susan es la verdadera motógrafa de la Expedición

Avanzamos dentro del bosque, y mientras más avanzamos más barro hay, más nieve y hielo en el camino, más densos y grandes son los árboles y más cerca se ven las montañas nevadas. 





Debido a la hora podíamos suponer que estábamos cerca de Caleta María, aunque el último tramo lo habíamos hecho más lento por el barro que nos hacia patinar las motocicletas de vez en cuando.  

A ratos aparece más hielo en el camino pero le hacemos el quite y avanzamos por el barro, es más seguro el barro resbaloso que una pista de patinaje sobre hielo. 
Jugando en el barro


Estábamos en una cuesta que nos dejaba ver muy de cerca las bellas montañas al frente de nosotros. Mucha nieve y barro se interponían entre nuestras monturas y la meta final. Hace poco habíamos pasado un letrero que decía 42 kms a Caleta María, nosotros avanzamos un poco más, hasta dónde la pista de patinaje nos permitió avanzar.

Yo iba abriendo la ruta, Susan me seguía de cerca, menos de 5 mts dejaba de espacio, íbamos manejando en modo caracol por el barro y el hielo, tanteando camino, súbitamente al comenzar a bajar la cuesta, a la vuelta de la curva, desaparece el barro y solo veo hielo, sigo las huellas que he seguido todo el camino, algún tractor o vehículo pesado había ido por aquí y yo me metía en ese surco, en esas estrías de hielo.


Se iba el barro y aparecía sólo la nieve y el hielo

Voy concentrado avanzando con cuidado cuando escucho maldecir a Susan y al mismo tiempo se corta la comunicación del intercomunicador. La miro por el espejo pero no la veo, justo di la vuelta en la curva. Me doy vuelta para mirarla y ver que pasó...
-Chucha!! 

Mi caída fue en cámara lenta, no sé si porque toqué el freno o porque me di vuelta, pero caí hacia el lado izquierdo, muy lentamente hasta que golpeé el hielo. Yo seguí hacia la izquierda resbalándome sobre mi costado mientras veía alejarse  mi hermosa Joan hacia la derecha. Yo me detuve pronto pero ella seguía en movimiento, y seguía y seguía. A dónde xuxa irá a parar.- pensé. Iba en bajada desplazándose, lentamente, yo seguía tendido en el hielo mirándola perplejo. Entonces se detuvo al dar la rueda contra la nieve y el cerro. Traté de pararme lo más rápido que pude, parecía Bambi tratando de ponerme en pie, infructuosos intentos me volvían a tirar al piso, como si fuese 19 de septiembre y la fonda hubiese estado muy buena, no me podía parar. 


Joan caída en el hielo

Luego de un rato pude hacerlo, caminar hasta la moto fue una tarea aun más compleja. Pero si todo eso había sido difícil, traten de levantar una moto de unos 200 kgs cargada en el hielo. Y eso que a esta altura no llevaba mucho equipaje. 

Sólo corté el contacto girando la llave  y me fui caminando hacia Susan por la orilla donde había nieve blanda y no hielo. Ahí estaba ella, debajo de la moto. Me acerqué lentamente y la ayudé a salir. 



Una pista de patinaje que se extendía por varios metros

Después Susan me contó que prácticamente apenas entró al hielo perdió el equilibrio y cayó, también en cámara lenta. Ella siguió en todo momento arrastrándose con la moto, mientras seguía moviéndose giró la llave para cortar el contacto y veía como se seguía resbalando por el hielo hasta que se detuvo sola.   

Fuimos a sacar primero mi moto rockera que estaba en la nieve, se suponía que costaría menos levantarla por el lugar en el que se había detenido. Entre los dos tardamos varios minutos realizando esta maniobra, aunque estaba en la nieve, a veces la rueda delantera se iba al hielo, y zaz! Al piso otra vez. Aunque el desgaste físico fue intenso, nuestro buen humor no decayó, pues aunque ambas motos estaban tiradas en el hielo, nosotros estábamos felices jugando en la nieve. Sacamos algunas fotos para inmortalizar aquel glorioso momento, después de todo era nuestra primera vez manejando con las motos en hielo. 

Logramos levantar mi moto, la hice andar y seguí descendiendo hasta donde encontré barro otra vez para evaluar hacia abajo. Me asomé más allá a ver como seguía la ruta y los próximos 100 metros aproximadamente eran puro hielo, y más allá, más hielo. 


Tanteando hasta donde podemos llegar

Así que ambos acordamos terminar la ruta en este punto, pronto iba a atardecer. Fue lo más lejos que el hielo nos permitió llegar. Volví subiendo con mi moto por la orilla donde estaba la nieve y aunque a veces se enterraba podía avanzar hasta que quedó atrapada en un hoyo, la mitad de la moto estaba enterrada en la nieve y el barro. 


Ok, la dejamos ahí por mientras

En eso llega una chica en un jeep que se le ronceó en el hielo y quedó para cualquier lado. Recuperó el control y nos vieron haciendo la maniobra de tratar de sacar a mi moto de la nieve. Ella se acerca caminando con dificultad hasta a mi. -Nos van a ayudar.- pensé.- con el jeep la sacamos de una. 

Me entregó un palo con clavos en la punta y un fierro doblado. 
-Con esto podrán picar el hielo para sacar las motos.- Y se fue. 

Miré aquellas armas secretas, le hice un comentario a Susan, dejamos el palo con clavos y el fierro doblado a un lado para seguir trabajando en lo que estábamos. 

Joan quedó ahí mientras nos fuimos a sacar la de Susan. Nos dio menos trabajo que Joan, quizás porque estaba mejor ubicada quizás porque ya teníamos la técnica. Me monté en ella, en la moto, y salí casi inmediatamente entre la nieve. Claro que Susan tenía que levantarla de la cola para que la rueda trasera no se enterrara en la nieve y el barro. 



A punto de salir!!

Sacamos a Janis de la nieve y el hielo y la dejamos en un lugar seguro. El verdadero desafío fue sacar a Joan. Pusimos a grabar la maniobra, después de luchar un rato la logramos sacar y seguí la huella que había dejado con la moto de Susan. 

Al cabo de dos horas habíamos podido sacar ambas Falcon Rockeras. Hell yeah!! Ambas motos se portaron muy bien, una vez más felices de haber elegido las Falcon para el viaje.


Janis Joplin y Joan Jett, sanas y salvas!

Fue un momento muy entretenido para nosotros, nos reímos mucho y Susan me tiraba nieve, una vez que las habíamos sacado del hielo. El sol estaba alto, hermoso día despejado y sin viento, que bellas postales y la mejor compañía. La vida es buena, la vida que elegimos y no la que nos tocó. 


Celebramos la victoria de un nuevo y hermoso día

Luego de tomarnos algunas fotos en ese mirador natural en el que habíamos dejado las motos, decidimos volver al Parador Rusffin, debido a la hora tendríamos que manejar mucho tiempo para llegar a Porvenir y mucho más para Cerro Sombrero. No estábamos defraudados ni decepcionados por no haber llegado más allá, al contrario, estábamos felices de la experiencia y de la tremenda aventura que nos habíamos vivido en estas latitudes. 

Pero la aventura no terminaba ahí. Regresamos un poco más rápido ahora, cuando el barro lo permitía, pues como ahora era más tarde y el sol calentaba más que hace unas horas, el barro escurría por todos lados. 

Dejamos atrás el Parque Karukinka, la nieve, el barro y los bosques. Teníamos el sol de frente, íbamos con cuidado ya que nos encandilaba constantemente. Yo me levanté la mica para poder ver bien ya que el reflejo molestaba mucho, pero los lentes fotocromáticos hacían la pega. Susan en cambio se levantó la mica y se sacó los lentes. Ella usa lentes de contacto y esa posición del sol le molestaba mucho. 

Circulamos a 70, 80 y 90 km/h cuando el ripio lo permitía. Aún así llegamos de noche a la forestal. Nos recibió Francisco nuevamente, dándonos la misma habitación y al mismo precio. 



Estacionadas afuera de nuestra habitación a la mañana siguiente, justo antes de partir


Nuestro nuevo amigo se fue a despedir de nosotros

Tierra del Fuego nos llamó poderosamente la atención. Sus contrastes, maravillas modeladas por la naturaleza, abundante fauna y paisajes realmente alucinantes. 
Y por otro lado la soledad, la vida extrema, el frío extremo. Todos nuestros respetos para la gente que vive y trabaja aquí, haciendo patria. 

Sabemos que es cuestión de tiempo para que comiencen a sacar el tremendo potencial que tiene la isla, no me sorprendería que en algunos años sea más visitado que Torres del Paine y Ushuaia.

Gracias Ricardo y Gino por sugerirnos visitar estos lugares. Son asombrosos, bellos y salvajes. Estos son los lugares que nos gustan, lugares de los que no te quieres ir, de los que te dan ganas de quedarte mucho tiempo más para recorrerlo y explorarlo. 


Fácilmente nos habríamos quedado más de una semana. Pero el invierno se acerca y el viaje continua...

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